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CAPÍTULO 1 -
El lugar de María
Al comenzar a estudiar las doctrinas de la Iglesia Católica Romana, deberíamos
empezar con los santos y María, que tienen un lugar importante en esta
iglesia. María, especialmente, ha sido elevada a un lugar tan destacado, que
ella es claramente más importante que otros santos, y es considerada igual a
Cristo; en la práctica ella puede ser aún más importante que Él. A lo largo
del tiempo también diversas personas habrían recibido revelaciones mediante
las cuales “María” trataba de conectarse con ellos para confirmar su propio
estado especial.
El elevado lugar de María aparece, por ejemplo, en el Misal Católico
Romano, que la llama sin pecado, siempre virgen y Reina del Cielo; cómo fue
llevada al cielo y como las personas tiene que acudir a ella en la hora de la
muerte. Si esto es realmente cierto, ella debió haber sido una persona
realmente importante, igual a Jesús:
"A la madre de nuestro Salvador, la Virgen María, Dios le ha concedido una
santidad mayor que a todos los demás seres humanos. Eso era necesario por la
destacada misión a la cual María fue llamada: ser la madre del Redentor de la
humanidad. Dios la preservó del pecado original, la equipó con su gracia
santificadora desde el primer momento de su vida. (…) En ella no existe ni
siquiera el pecado más pequeño; su voluntad estaba siempre en armonía con la
voluntad de Dios, (…) ella es la Virgen más perfecta y al mismo tiempo la
Madre del Hijo de Dios, Virgen antes y Virgen para siempre. (…) Ella es la
Reina del Cielo, llevada a la morada de las luces en alma y cuerpo ya antes de
la resurrección general. (…) Por eso, busquemos seguridad, con humildad y
confianza, en la oración intercesora de María, especialmente en la hora de la
muerte, para que, purificados del pecado seamos capaces de pasar de este
tiempo a la bendita eternidad.”
La siguiente descripción también se refiere al estado especial de María en la
Iglesia Católica Romana. Es de un folleto católico en el que se hace
publicidad de un medallón capaz de obrar milagros. En el podemos ver cómo se
cree en María, que ella – por ejemplo - aplastó la cabeza de la serpiente
(realmente, eso fue escrito con respecto a Jesús: Col 2:15; He 2:14; 1 Jn 3:8)
y participó de la obra redentora de Jesucristo. La Iglesia Católica Romana le
da a María el rol que le corresponde a Jesús:
MEDALLÓN MILAGROSO
María ha abierto su mano para ayudar. Los rayos provenientes de sus manos
describen sus buenas obras. Ella está parada sobre la tierra y quiere ayudar a
la gente. Ella aplastó con su pie la cabeza de la serpiente, lo cual significa
que ha vencido al diablo como estaba profetizado en la Caída (“…ella te herirá
en la cabeza”, Gn 3:15). Hay una breve oración al lado de su imagen: “Oh
María, sin pecado concebida, ora por nosotros que ponemos nuestra confianza en
ti.” María le prometió a santa Catalina Labourél en Paris en 1830 que ella
ayudaría a todo aquel que llevara este medallón y orase con confianza esta
oración.
Del otro lado del medallón hay una cruz de Jesús partiendo de la letra M.
Jesús nació de María; y María estuvo junto a la cruz. Ella sufrió y oró con
Jesús, y de esta manera lo asistió en su obra redentora. Más abajo hay dos
corazones. Uno es el corazón de Jesús (En eso, uno de los soldados abrió el
costado de Jesús con una lanza, y al instante salió agua y sangre. Jn
19:34). Las espinas rodeando el corazón son producto de nuestros pecados que
le causan dolor. El corazón de María está al lado del de Jesús. Está
atravesado por una espada, como profetizará Simón (Lc 2:35). María sufrió
grandemente por nosotros. La imagen está rodeada por doce estrellas – los doce
apóstoles - el fundamento de la Iglesia. La Iglesia lleva estas buenas
noticias a todos alrededor del mundo.
¿Qué diferencias hay entre la María de la Iglesia Católica y la María Bíblica?
María es importante en la Iglesia Católica Romana; no hay dudas de ello. Pero
algo totalmente distinto es si la imagen de María que da la Iglesia Católica
es correcta. Es interesante notar que cuando comparamos la actitud de la
Iglesia Católica hacia María con la que actitud hacia ella que se describe en
la Biblia, es como si estuviésemos leyendo textos escritos sobre dos personas
diferentes. En la Biblia María no es descrita como alguien diferente de las
otras personas, y solo se la menciona brevemente. Pero la María presentada por
la Iglesia Católica es una figura altamente estimada, semejante a una reina,
que actúa como intercesora, mediadora y auxiliadora. La María de la Iglesia
Católica Romana es una persona cuya vida sobre la tierra era diferente de los
demás – ella es presentada como “virgen inmaculada”, alguien que nunca pecó.
Deberíamos estudiar estas diferencias entre la María que presenta la Iglesia
Católica Romana y la María tal como se describe en la Biblia. Pueden
apreciarse las siguientes diferencias:
1. MARÍA, CAMINO DE SALVACIÓN. La
importancia de María como un medio de salvación en la Iglesia Católica es
puesta de manifiesto de la manera más clara en un libro de Alfonso María
Liquori (1697 – 1787), Le glorie de Mary, 1784 – (La gloria de María).
En este libro, una persona después de su muerte fue elevada a la posición de
santo y maestro de la iglesia, describe el rol de María como una salvadora.
María ha sido convertida en mediadora entre Dios y los seres humanos,
redentora, intercesora, la única esperanza de los pecadores y el único camino
de salvación. Este punto de vista es bastante común en nuestros días, en las
enseñanzas del Papa en todos los lugares y de todas las formas posibles:
“Al recibir María esta gracia para los pecadores, ella los despertará nuevamente a la vida por sus intercesiones.” (pág. 54)
“Ella realmente fue convertida en un mediador de la paz (pág.56) entre los
pecadores y Dios.
“Sólo a María le ha sido dado el regalo de la salvación por su poderosa
intercesión.” (pág. 101).
“Ella es la esperanza de los malhechores (…) el único camino de salvación
para los pecadores.” (pág. 102).
“La Santa Iglesia nos enseña a nosotros, sus hijos, que atenta y
confiadamente debemos poner nuestra esperanza en su amor protector. Por eso la
iglesia le concede a María su propio culto especial.” (pág. 106).
“María es llamada la puerta del cielo, porque nadie puede entrar al bendito
reino sin pasar por ella (pág. 134).
“¿Habremos de dudar si pedirle a ella que nos salve, si el camino de
salvación no está abierto sino a través de María? (pág. 143).
“¿Cómo podría ella ser otra cosa que llena de gracia, cuando ella fue hecha
como escalera al Paraíso, la puerta del cielo, la más real y verdadera
intercesora entre Dios y las personas, (pág. 128).
“La persona a quien María protege, será salva. El que no tiene esta
protección, irá a condenación.” (pág. 144).
“Muchas veces sucede que recibimos más rápido aquello que pedimos rogando
en el nombre de María que en el nombre de Jesús (pág. 228).
“María es nuestra vida, porque ella nos obtiene el perdón para nuestros
pecados.” (pág. 54). “Pues ella (…) es nuestra salvación, nuestra vida, nuestra esperanza, nuestro consejo, nuestra protección y nuestra asistencia.” (pág. 230). (1)
María ha sido presentada como el camino a la salvación y se ha dicho que ella
es nuestra “mediadora” y “protectora” y la “corredentora”, quien junto con
Jesús sufrió su crucifixión, etc. También puede que sea presentada
directamente como “la madre de la expiación” y que se diga que solamente por
medio de ella es posible ir al cielo.
Es digno de destacar que cuando estudiamos en la Biblia algunas referencias
no hallamos nada acerca de su rol como mediadora, o como corredentora junto
con Jesús, o la única esperanza de los pecadores. En vez de eso, se nos
muestra que estos diversos temas estás conectados sólo con Jesús, quien es la
única esperanza de salvación para la humanidad y también el único camino al
cielo. Esto puede ser visto, por ejemplo, en los próximos pasajes de la Biblia
que vamos a utilizar más adelante para estudiar la idea de María como
salvadora:
El camino de salvación. La
enseñanza de que la salvación está disponible solamente en María aparece
también, además de las citas anteriores, en una afirmación del Papa Pío IX,
que fuera Papa de 1846 a 1878. Este Papá también definió la doctrina de la
Inmaculada Concepción de María. Según ella, es posible alcanzar esperanza,
gracia y salvación por medio de María.
“Dios le ha confiado a María el tesoro de méritos, de modo que todos sabrían
que por medio de ella toda esperanza, gracia y salvación están disponibles.”
(2).
Sin embargo, este Papa - como la mayoría de los papas - no ha leído la Biblia
muy cuidadosamente. Si miramos lo que dice la Biblia, ella muestra claramente
que las afirmaciones como las de arriba están en conflicto con lo que Jesús
dijo de sí mismo, y también con los que Pedro y Pablo enseñaron sobre Él. Por
ejemplo, Jesús dijo que nadie viene al Padre sino por Él y Pedro también se
refiere a ello diciendo que no hay otro nombre, además del de Jesús, en el que
podamos ser salvos. Por lo tanto, vemos que las declaraciones de Jesús y sus
discípulos son ciertamente más importantes que esas afirmaciones que son
presentadas ahora, y que fueron hechas cientos de años más tarde:
- (Jn
14:6) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.
- (Jn
10:9) Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y
entrará, y saldrá, y hallará pastos.
- (Hch
4:11,12) Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la
cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12 Y
en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
- (1 Co
3:11) Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual
es Jesucristo.
El rol de mediadora. En
segundo lugar, se ha intentado elevar el rol de María de manera tal que ella
sería la mediadora entre Dios y los hombres. Este punto de vista aparece, por
ejemplo, en la revelación ocurrida en Medjugore, en la cual una persona
llamada “María” apareció y habló. (Por supuesto, no fue “la verdadera María”
sino tan sólo un espíritu malo apareciendo como María, por ejemplo, Is. 8:19).
Millones de sinceros católicos han peregrinado a este lugar. La revelación
dice:
“Hoy te llamo a ti, para que tengas una respuesta a tu pregunta por qué estoy
contigo tanto tiempo. Yo soy la mediadora entre tú y Dios.” (María, Medjugore,
Croacia, 17 de Julio de 1986).
Sin embargo, si pensamos en el rol de María como mediadora, podemos preguntar:
“¿Puede un pecador actuar como mediador para los pecadores?” En el Evangelio
de Lucas (16:24), cuando un hombre rico le rogó a Abraham, él no fue capaz de
ayudarlo, aunque Abraham es llamado “amigo de Dios” (Stg 2:3). ¿Si Abraham no
fue capaz de ayudar, cómo puede ayudarnos María?
Nuestra única salvación es que se nos ha dado un perfecto mediador – como
lo fue y sigue siendo Jesucristo solamente - porque Él vivió sin pecado en
este mundo (Juan 8:46: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”…).
La Biblia también afirma que hay un solo mediador entre Dios y los hombres. Si
hay un solo mediador, entonces no puede haber dos. Por eso, es imposible que
María sea la mediadora en nuestra relación con Dios:
- (1 Ti
2:5,6) Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre,
6 el
cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio
testimonio a su debido tiempo.
- (He
9:15) Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que
interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el
primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.
El rol de María como intercesora y auxiliadora. El
rol de María como mediadora también incluye que ella sea considerada como
intercesora y auxiliadora.
Mientras que en la Iglesia Católica a Jesús se lo considera como un juez
severo y difícil de acceder, a María se la ve como una defensora e
intercesora, llena de comprensión y piedad como una madre, y por eso, arriba
en el cielo María ruega a su Hijo que perdone y tenga piedad de los Católicos
Romanos que acuden a ella. También se ha sugerido que María no tiene que hacer
otra cosa que mostrarle a Jesús “los pechos que él ha mamado”, para que su
enojo acabe inmediatamente (esto fue enseñado, por ejemplo, por Alfonso María
Liquori, 1696 -1787, quien fue llamado maestro de la Iglesia Católica Romana).
Otro problema con esta enseñanza es que no podemos encontrar en la Biblia
ni una simple referencia a María o algún otro “santo” actuando como nuestro
defensor e intercesor en el cielo. En lugar de ello hallamos referencias
bíblicas identificando a Jesús como un defensor, intercesor y misericordioso
sumo sacerdote, y la invitación a todos los que están cansados y trabajados a
venir a Él. Si Jesús es el perfecto Defensor e Intercesor, ¿por qué habríamos
de acudir a otros que no nos pueden ayudar ante Dios? Considere:
- (1 Jn
2:1,2) Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo
el justo.
2 Y él es
la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino
también por los de todo el mundo.
- (Ro
8:34) ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros.
- (He
7:25) Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
- (He
2:17,18) Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a
ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere,
para expiar los pecados del pueblo.
18 Pues en
cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que
son tentados.
- (Matt
11:28) Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar.
Recibir la gracia. El
darle a María una posición elevada ha disminuido el rol de Jesús como Salvador
en la Iglesia Católica. Esto también es evidente cuando vemos que ella ha sido
hecha “la dispensadora de toda gracia” para este mundo, por haber dado a luz a
Jesús, y por la forma en que ella intercede por las personas y les concede
gracia. Muchos católicos romanos creen que toda la gracia y el favor de Dios a
la humanidad solamente son accesibles por medio de María. Una clara
ilustración de esta creencia viene del Papa Leo XIII (1878 – 1903), que en su
tiempo dijo:
“Puede ser confirmado como la verdad de parte de Dios, que del enorme tesoro
de toda gracia que Dios ha reservado, nada viene a nosotros excepto por
medio de María (…) qué grande es la sabiduría y la gracia que ha sido
informada en este plan de Dios (…). María es nuestra excelente mediadora, ella
es la poderosa Madre del Todopoderoso Dios… (3)
Este Papa, como los demás papas en general, tampoco ha leído la Biblia
seriamente: Si miramos en la Biblia, ella indica muy claramente que la gracia
ha venido y viene mediante la fe en Cristo Jesús, no a través de María.
Incorporar a María en este ámbito es inútil, y solo confunde las cosas. La
importancia de Jesús como mediador de gracia se refleja en muchos pasajes,
como en las siguientes palabras de Juan escritas en su Evangelio, y Pablo en
su carta a los corintios. Ellos escribieron que la gracia de Dios era dada a
la gente expresamente por Jesús. Solamente tenemos que creer, y rechazar las
enseñanzas falsas:
- (Jn
1:14,16,17) Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de
verdad.
16 Porque
de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.
17 Pues la
ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron
por medio de Jesucristo.
- (1 Co
1:4) Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios
que os fue dada en Cristo Jesús.
Una conversación sobre el lugar de María. Para
comprender que la salvación solamente puede venir por medio de Jesús lea el
siguiente diálogo. Veremos una clara imagen del estado de Jesús nuestro
Salvador, un rol para el cual María no hubiera sido adecuada de ningún modo.
Este diálogo es tomado de un libro llamado Fifty Years in the Church of
Rome (Charles Chiniquy). El señor Chiniquy era un sacerdote en la
Iglesia Católica, y en su diálogo está hablando con un superior, el obispo,
sobre ciertas doctrinas de la Iglesia Católica que él encuentra problemáticas.
- Estimado obispo, ¿quién nos salvó a usted y a mí?
- Jesucristo.
- ¿Quién ha pagado por nuestros pecados, Jesús o María?
- Jesucristo.
- Cuando Jesús estaba en la tierra, ¿quién amó más a los pecadores, Jesús o
María?
- Jesús.
- ¿Hay algún pecador que alguna vez haya acudido a María?
- No, todos acudieron a Jesús.
- ¿Ordenó alguna vez Jesús a esos pecadores que vinieron a Él que fueran con
su madre, por ejemplo?
- No, Jesús los recibió a todos ellos.
- ¿Recuerda usted algún pasaje de la Biblia en que Jesús hubiera dicho alguna
vez: “Vayan a María y ella los salvará”?
- No, no recuerdo.
- ¿Recuerda usted que Jesús ha dicho a los miserables pecadores: “Venid a mí,
y el que a mí viene, no lo rechazaré”?
- Sí, recuerdo
- ¿Ha dicho alguna vez Jesús –y que conste en las Escrituras- que las palabras
arriba mencionadas ya no son más válidas?
- Las palabras de Jesús son válidas.
- ¿Quién es el más poderoso y maravilloso Redentor de los pecadores, Jesús o
María?
- Jesús, por supuesto.
- Estimado obispo, ¿por qué entonces no habríamos de ir a Jesús y sólo a Él
para la salvación de nuestra alma?¿Por qué nosotros los sacerdotes llamamos a
los pobres pecadores a María, si – según nuestra confesión - María no es nada
como nuestro Salvador?
Sin respuesta.
- Jesús y María ambos están en el cielo. De acuerdo a la doctrina de la
iglesia, María ha sido llevada corporalmente al cielo. ¿Dónde está escrita una
palabra que haya venido del cielo que nos indique que María es el camino para
acceder a Jesús? (…) ¿Podemos encontrar alguna verdad bíblica que confirme
aunque más no fuere un poco el dogma Católico Romana sobre el estado de María?
El obispo fue incapaz de responder. (4)
2. “VIRGEN INMACULADA". El
hecho que María es tan querida por los Católicos Romanos puede verse en los
muchos nombres que se le dan. Ella puede ser llamada, por ejemplo, “la Reina
del Cielo”, “la emperadora de los ángeles”, “la puerta al Paraíso”, “la Madre
de Dios”, “el Arca del Pacto” e incontables nombres más. Pero es algo
completamente distinto que haya algún fundamento bíblico para estos nombres.
Si seguimos enumerando los dones dados a María, veremos que uno de
ellos -“Virgen Inmaculada”- expresa la creencia de que María no cometió
ningún pecado mientras vivió en la tierra y que fue preservada del pecado
original universal.
Este punto de vista, que se convirtió en doctrina de la Iglesia Católica
romana en 1854 bajo el liderazgo del Papa Pío IX, está muy claramente
expresado en publicaciones, como en un libro publicado por el Centro de
Información Católica de Finlandia (Katolisen uskon perusteet o The
Fundamentals of Catholic Faith, Los Fundamentos de la Fe Católica,
Helsinki 1992, p. 115) (Más arriba hemos mencionado el Libro Católico
Romano de Oraciones, en el que está escrito que “ni siquiera el menor de los
pecados puede acceder a ella”, y que Dios la preservó completamente del pecado
original.) En Los Fundamentos de la Fe Católica está escrito:
“…la Iglesia cree que Dios también la preservó a ella (María) de pecado hasta
el fin de su vida y la tomó después de su muerte, con su cuerpo y con su alma
al cielo.”
El Catecismo Católico de Finlandia (1953, pág. 25) se refiere al mismo tema.
También este muestra cuán hondo ha enraizado en los católicos la doctrina de
María inmaculada. Se dice que María fue preservada del pecado original por los
méritos de Jesús:
“¿Quién fue el único que fue preservado del pecado original? La más bendita Virgen María, por gracia especial, por causa de los méritos de Jesús, fue preservada de toda mancha del pecado original. (Celebración de la Inmaculada Concepción de María).
Sin embargo, si buscamos en la Biblia no tenemos fundamentos para creer que
ella no tenía pecado. La Biblia no sostiene esta idea de ninguna manera, ni
sostiene otras creencias Católicas Romanas sobre María. Pablo, que escribió a
los romanos, dijo por ejemplo que: “Todos pecaron y están destituidos de la
gloria de Dios” (Ro 3:23) y “…porque todos pecaron (Ro 5:12).”
De igual manera, cuando leemos los Evangelios, podemos ver cómo María se
regocijó en Dios su Salvador, y eso implica que ella también había pecado –
ella no era inmaculada - y necesitaba ser liberada de sus pecados como todos
los demás:
- (Lc
1:46,47) Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor;
47 Y mi
espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
3. LA ASCENCIÓN DE MARÍA AL CIELO. Una
de las creencias relacionadas con María es que ella ha ascendido al cielo en
forma visible, de modo que no se permitió que su cuerpo desapareciera. Esta es
otra experiencia que la Biblia atribuye sólo a Jesús. Se la describe en el
libro de los Hechos, por ejemplo. Se han hecho ciertos esfuerzos para igualar
a María con Jesús en este aspecto.
Esta doctrina puede ser vista claramente en el Catecismo de la Iglesia
Católica Romana (publicado en inglés en 1994), pasaje 966. Describe el estado
de María como “la Reina del Cielo”, que es una creencia relacionada con ella.
La misma página también describe que María vivió sin pecado.
“Cuando la vida terrenal de la Inmaculada, que fue preservada libre de mancha
del pecado original, llegó a su fin, el Señor la llevó arriba a las luces
celestiales en cuerpo y alma, y la elevó como Reina de todo, para que fuera
igual a su Hijo, que es el Señor de señores y el vencedor del pecado y la
muerte. La bendita ascensión de la Virgen significa que ella tiene una parte
especial en la resurrección de su Hijo y anuncia la resurrección de otros
cristianos.”
Sin embargo, debemos notar nuevamente que, de la misma manera en que no se
pueden encontrar testimonios que demuestren que María fuera inmaculada,
tampoco se puede hallar evidencia en la Biblia para la ascensión de María al
cielo. La última referencia a María es cuando ella estaba orando junto con
otros, (Hch 1:14). Después de eso, nada se dice de ella. Podemos suponer que
si ella realmente habría ascendido al cielo, ciertamente hubiera sido
mencionado en la Biblia. ¿Por qué no se menciona en ningún lugar en la Biblia?
¿No es una clara indicación de que la ascensión de María al cielo nunca
sucedió?
La Biblia menciona en lugar de ello que Jesús dijo que nadie ha ido jamás
al cielo excepto Él –esto incluye la ascensión de María al cielo-. Por
supuesto que las palabras de Jesús son más importantes que las opiniones de la
gente sobre este tema.
- (Jn
3:13) Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, que está en el cielo.
4. “SIEMPRE VIRGEN POR TODA LA PERPETUIDAD”. Al
estudiar otras creencias sobre María, no debemos olvidarnos de una de las más
comunes de ellas: que María es una “virgen permanente y para siempre”. Un
ejemplo de esta doctrina especial es, por citar una, la posición del Papa
Martinus I confirmada en 649: María es una virgen eterna:
“Bendita eternamente, la inmaculada virgen María es la madre de Dios, porque
ella lo dio a luz (Jesús) sin perder su virginidad, y después de su nacimiento
preservó su virginidad en santidad.”
No es algo raro que no encontremos en la Biblia evidencia para la virginidad
perpetua de María. Aún cuando muchos sinceros Católicos Romanos con gusto
creerían esto, no se puede hallar confirmación para ello en la Biblia. En vez
de ello, varios pasajes de la Biblia se refieren al hecho que María era una
ordinaria joven judía y más tarde una madre bastante normal. Su estado
privilegiado fue restringido solamente al hecho que ella era virgen cuando
vino el Espíritu Santo sobre ella, y que a ella se le concedió traer a Jesús
al mundo; por lo demás, ella vivió la vida normal de una madre. Los siguientes
hechos reflejan la vida familiar de María:
José, el marido de María. El
Evangelio de Mateo, por ejemplo, afirma muy claramente que María tenía un
esposo llamado José. El Evangelio dice que María estaba comprometida para
casarse con José, y que era llamada esposa suya. Ellos también tuvieron
relaciones sexuales después del nacimiento de Jesús, porque se dice que José
no tuvo unión con María hasta después del nacimiento de Jesús. ¿Cómo puede
María ser “siempre virgen”, si ella también tuvo relaciones sexuales normales
con su esposo después del nacimiento de Jesús?
- (Mt
1:18-20) El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su
madre con José, antes que se juntasen, se halló que había
concebido del Espíritu Santo.
19 José su
marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla
secretamente.
20 Y
pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le
dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer,
porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.
- (Mt
1:24,25) Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había
mandado, y recibió a su mujer.
25 Pero
no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por
nombre JESÚS.
Los hermanos de Jesús. El
segundo buen ejemplo de la vida y matrimonio normal de María y de su relación
con José, son los hermanos y hermanas de Jesús. Son mencionados varias veces
en la Biblia y se proveen algunos de sus nombres. María y José tuvieron otros
hijos, así que María no puede ser siempre virgen. Algo especial es que estos
hermanos de Jesús al principio no creían en Él, pero en el libro de los Hechos
de los Apóstoles ya se los menciona orando junto con los otros creyentes:
- (Lc
8:19-21) Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no
podían llegar hasta él por causa de la multitud.
20 Y se le
avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren
verte.
21 El
entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la
palabra de Dios, y la hacen.
- (Mr 6:3)
¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de
Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus
hermanas? Y se escandalizaban de él.
- (Jn
7:3-5) Y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea,
para que también tus discípulos vean las obras que haces.
4 Porque
ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas
haces, manifiéstate al mundo.
5 Porque
ni aun sus hermanos creían en él.
- (Hch
1:14) Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y
con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
- (1 Co
9:5) ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como
también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
- (Ga
1:19) pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano
del Señor.
5. ORANDO Y ADORANDO A MARÍA. La
oración y adoración a María es uno de los principales temas en la religión
Católica. En la Iglesia Católica Romana la gente realmente ora a María y acude
a ella como debería hacerlo con Dios. Ellos pueden orar y adorar a María tal
como a Dios, y esto no es considerado extraño. Incluso se les aconseja a las
personas que entreguen sus vidas a María –a dedicarse a sí mismos a ella como
deberían hacerlo con Jesús (quien dijo, por ejemplo, “venid en pos de mí…” Mt.
4:19). María también puede ser considerada como la “Reina del cielo”, la
“Madre de Dios”, quien desde el cielo dirige los acontecimientos en este
mundo; su cambio de una ordinaria madre judía a su actual estado en la mente
de la gente es dramático.
Para tener una idea de la importancia que se le da actualmente a María,
pensemos en algunos ejemplos. El conocido “Ave María”, que data del siglo
trece sirve bien:
“Ave María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú entre todas
las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de
Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de la muerte.”
También el Catecismo Católico Romano (Catecismo de Finlandia, 1953) trata el
mismo tema. Incluye, por ejemplo, los siguientes pasajes sobre acudir a María
y otros santos:
“¿A qué santo tenemos que honrar y pedirle ayuda especialmente?
Debemos respetar especialmente y pedirles ayuda a la más bendita Virgen y
Madre de Dios, María. (p.71)
¿Por qué debemos honrar especialmente a María y pedir su ayuda?
Debemos honrar especialmente a María y pedirle su ayuda,
1) Porque ella es la madre de Dios;
2) Porque ella supera en gracia y santidad a todos los santos y ángeles;
3) Porque sus oraciones son las que más nos benefician con Dios. (pág. 71,72)
En lo que concierne a la Biblia, tenemos que observar que no se pueden
encontrar esas referencias. No hay nada escrito con respecto a orar a María
(ni a otros santos) o adorarla. Tampoco se menciona que María en el cielo
podría de alguna manera llevar oraciones y pedidos a Jesús o a Dios.
La única alusión que en algún sentido podría referirse al culto a María
–empero negativamente- se encuentra en el Evangelio de Lucas. En esa ocasión,
una mujer se refirió a la bienaventuranza de María, porque a ella se le había
concedido ser la madre de Jesús. Sin embargo Jesús inmediatamente dirigió su
atención a oír y guardar la palabra de Dios –una lección para nosotros, para
que también la apliquemos a nuestras vidas en los tiempos modernos:
- (Lc
11:27,28) Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud
levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos
que mamaste.
28 Y él
dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.
Además, en
lo que respecta a la oración, Jesús claramente nos dice qué hacer para que
nuestras oraciones sean escuchadas. De acuerdo con Él, uno debe orarle
directamente a Él o acudir al Padre en el nombre de Jesús – nada dice Jesús
acerca de María y los santos. Si Jesús mismo, el Hijo de Dios, nos ha dado
instrucciones sobre cómo debemos actuar, ¿por qué habríamos de desobedecer?
- (Jn
14:13,14) 13 Y todo
lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.
- (Jn
16:23,24) En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo,
que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
24 Hasta
ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro
gozo sea cumplido.
- (Jn
16:26) En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo
rogaré al Padre por vosotros.
El siguiente diálogo también se refiere a cómo debemos orar. Si oramos a los
santos Dios no nos oye, porque Él sólo responde aquellas oraciones que le han
sido presentadas en el nombre de Jesús:
- ¿Es tan malo, Raúl? ¡Probablemente es mejor orar algo que no orar nunca!
- No, mamá, no es cierto. Si no le oras a Dios en el nombre de Jesús,
realmente es como si no orases del todo. ¡Esos “santos” no son de ninguna
manera más importantes que tú para Dios!
- ¡Raúl! ¡No digas eso! Dijo la madre enojada y pareció estar en dudas. – ¡Los
santos de la iglesia son personas importantes, no gente común como yo!
- Madre, ¡la Biblia dice que todos nosotros somos santos! Mamá se
sorprendió terriblemente. Tuve que reírme de su shock. Ella no podía
imaginarse a sí misma como una santa. ¡Ni mencionar que yo pudiera ser
uno!
Tomé la Biblia del estante y busqué la carta a los Efesios en el Nuevo
Testamento. – Escucha, madre: “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de
Dios, a los santos en Éfeso, los fieles en Cristo Jesús.” ¿Sabes lo que
significa la palabra “santo”? Significa “separado, devoto, intachable,
santificado.” Y eso es lo que somos todos nosotros cuando Cristo nos perdona y
nos salva.
- Pero la iglesia ha elegido los santos, porque ellos han hecho milagros… Mamá
me miró con suspicacia. - ¿No deberíamos honrarlos por ese motivo?
- Todos somos capaces de hacer milagros, madre. Incluso tú podrías resucitar a
personas que han muerto, si Dios quisiera que lo hicieses. Yo también podría. Todos podríamos
ver visiones. Todos podríamos sanar enfermos. Todos podríamos
cambiar la historia de la humanidad –con la ayuda del poder de Dios que reside
en nosotros.
Mamá sorbió el té y miró por la ventana. Tenía dificultades para digerir
mis palabras. Yo anulé todo lo que ella había aprendido, pero a pesar de todo
ella tenía la impresión de que había una verdad oculta en mis palabras.
Finalmente, ella dijo:
- Ahora entiendo lo que dices. Ya no le voy a orar más a los santos. - ¡Eso es
importante! La Biblia dice que hay sólo una persona que puede hablarle a Dios
por nosotros – y esa persona es Jesús. Él es llamado nuestro “Mediador”. Si le
oramos a otra persona, desplazamos a Jesús del lugar que le corresponde a Él.
(…) (5)
Espiritismo. El
culto a María y a los santos entraña un peligro para los católicos romanos:
cuando acuden y adoran a los santos, en realidad están practicando una antigua
forma de espiritismo; están practicando el culto a los muertos y espíritus
familiares, y la Biblia prohíbe absolutamente esas actividades. Así, por más
que la gente piense sinceramente otra cosa, no se ponen en contacto con los
santos, sino que en realidad están practicando el culto a los espíritus de los
difuntos. La Biblia nos enseña que evitemos acudir a esos espíritus en pasajes
como los siguientes:
- (Lev
19:31) No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis,
contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios.
- (Lev
20:6) Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse
tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de
entre su pueblo.
- (Dt
18:10-12) No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija
por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni
hechicero,
11 ni
encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.
12 Porque
es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas
abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. 13 Perfecto
serás delante de Jehová tu Dios.
El autor y evangelista Nicky Cruz describe como las personas son capaces
incluso producir curaciones con ayuda de estos “santos”. El hecho que describe
sucedió en su hogar. Esos “santos” o espíritus de difuntos, eran lo que la
Biblia llama espíritus familiares, o demonios que tratan de amarrar nuestras
vidas. (Si tú estás amarrado por estos espíritus puedes liberarte por medio de
la fe en Jesucristo, quien los venció una vez para siempre Col 2:15).
“Todos creían que mamá y papá no sólo hablaban con los muertos, sino que
también hacían trabajos de curaciones con ayuda de los difuntos –especialmente
con los más importantes santos de la Biblia.
Ahora sé que la palabra de Dios dice que vivimos solamente una vez. Después
seremos juzgados antes de ir al cielo o al castigo eterno – y de ambos lugares
no hay retorno. Bien, entonces ¿qué fuerza sobrenatural pretendió ser mi
abuelo esa noche? Un demonio. Algún espíritu malo, un colaborador de Satanás.
Yo creo que nuestra hermosa jungla hogareña estaba llena de seres
diabólicos. Cuando mamá entró en trance, ella permitió que esos espíritus
malos y engañadores viniesen a ella y hablasen a través de ella –demonios que
tenían la habilidad de fingir que eran nuestros seres queridos mandando
mensajes desde la tumba.” (6)
Otro punto que cabe mencionar son las numerosas revelaciones de “María y los
santos”, acontecidas por ejemplo en Fátima, Portugal, (1917; estas
revelaciones “de María” son importantes porque por lo menos seis Papas las han
respaldado), en Medjugore, Croacia, y en numerosos lugares más alrededor
del mundo, a cuyos lugares millones de devotos católicos han hecho
peregrinaciones.
Podemos deducir que estas revelaciones no provienen de estos santos
fallecidos – María, o la madre Teresa, por ejemplo – sino que han sido
causadas por espíritus errantes que fingían ser esas personas (2 Co 11:14 Y
esto no es sorprendente, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz.) Ellos
– los espíritus engañadores - pueden imitar a nuestros queridos difuntos,
porque saben realmente mucho sobre la vida de nuestros seres amados en este
mundo (por ejemplo, Hechos 19:15). Muchas personas, como los médiums
ordinarios, se han desviado, porque no sabían con qué estaban lidiando y de
quién recibieron sus revelaciones.
Para aclarar bien esto, lo único que necesitamos hacer es estudiar estas
revelaciones. Si la persona que habla es realmente la María de la Biblia, ¿no
cabría esperar al menos que ella no se elevara a sí misma como medio de
salvación o algo parecido que no está mencionado en la Biblia? ¿No habría
también ella de exaltar sólo a Jesús como el camino de salvación, porque eso
era lo que enseñaba claramente la iglesia primitiva? Sin embargo, podemos ver
en estas revelaciones un mensaje muy diferente. Con certeza, no es la María de
la Biblia. En cambio, podemos ver que estas revelaciones son enseñanzas de
espíritus malos y doctrinas de demonios, acerca de lo cual nos advierte el
apóstol Pablo:
- (1 Ti
4:1) Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios.
- (Gá
1:8,9) Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro
evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
9 Como
antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente
evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
En las siguientes citas se mencionan ejemplos de estas revelaciones. Ellas
claramente muestran que “la María de las revelaciones” expone doctrinas que
eran totalmente desconocidas a la iglesia primitiva:
“Jesús quiere que le sirvas a Él, para que la gente me conozca y ame. Él
quiere iniciar en todos los lugares del mundo la creencia en mi corazón
inmaculado. A todos los que desean adoptar esta creencia yo les prometo
salvación. Sus almas son queridas por Dios como las flores que yo pongo para
decorar su trono. (Lucía Santos, Fátima, 13 de junio de 1917).
Yo prometo estar con todos en la hora de su muerte y traerles la gracia que
necesitan para ser salvos, si confiesan sus pecados el primer sábado durante
cinco meses, reciben mi santa Eucaristía, oran la oración del rosario y
permanecen conmigo durante 15 minutos pensando acerca de los misterios del
rosario y así ayudan a mi condición. (Lucía Santos, Portugal, 10 de diciembre
de 1925).
Yo los amo con amor maternal y les pido que se abran completamente a mí, de
modo que por medio de cada uno de vosotros yo pueda convertir y salvar al
mundo, en el que hay mucho pecado e inmoralidad. (Marjana, Medjurgore,
Croacia, 25 de agosto de 1992).
Hoy yo les llamo para que obtengan una respuesta a la pregunta que se hacen de
por qué estoy con ustedes por tanto tiempo. Yo soy la mediadora entre Dios y
vosotros. (Marija, Medjugore, Croacia, 17 de julio de 1986).
Todos los hijos del mundo pronto sabrán que yo soy la mediadora de toda
gracia. (Julia Kim, Naju, Corea del Sur, 26 de noviembre de 1991).
Quiero soplar mi espíritu dentro de esos hijos míos que todavía no me conocen,
y dejar que mi luz ilumine a través de ellos como una corriente. ¿Pero cómo
entenderán mis palabras, si tienen cerrados sus corazones? (Julia Kim, Naju,
Corea del Sur, 21 de octubre 1986).
Aquellos que no me reconocen como la Reina del Cielo y de la Tierra verán la
grandeza de Dios y su orgullo y obstinación será quebrada. Verán la verdad, y
sabrán que Dios no se ha empequeñecido, aún cuando Él le ha dado honor a una
humilde creatura. Al contrario, Él ha sido glorificado a través de mis
virtudes y obediencia. (Cyndi Cain, Bella Vista, Arkansas, USA, 8 de enero de
1992).
María como Reina del Cielo y Diosa. En
el Catolicismo Romano, María ha sido elevada al estado de Reina del Cielo y
madre diosa. Esto es exactamente lo mismo que las primitivas costumbres
paganas. Porque este culto de la Madre del Cielo y la diosa madre no tiene
origen cristiano, sino que proviene de religiones paganas que aparecieron en
los países mediterráneos en los tiempos de Jesús, y muchos siglos después –el
último templo de las diosas fue destruido en el siglo sexto.
En esos tiempos, los paganos oraban y adoraban a sus madre diosa y acudían
a ella; la única diferencia era que en esos tiempos el nombre de la madre
diosa no era María, sino que la más conocida era, por ejemplo, Semiramis,
Astarté, Isis y Artemis. Estas “reinas del cielo” de aquellos tiempos también
eran normalmente descritas como modelos de madre, que estaban llenas de piedad
y gracia – como era María - y prometían su ayuda y gracia a las personas; en
otras palabras, las semejanzas con el actual culto a María son obvias.
Paavo Hiltunen ha descrito bien la similitudes del culto a Isis y el actual
culto a María. Este culto era el más difundido del culto a la madre en Roma en
el siglo 4˚ y 5˚:
“Cuando comparamos este mensaje de Isis a sus fieles creyentes y lo que
“María” dijo a sus sucesores en las así llamadas revelaciones de María en
diferentes partes del globo, las expresiones son sorprendentemente similares.
¿Será el mismo espíritu que habló a través de Isis el que ahora aparece como
María?
Isis era a sus sucesores lo mismo que María a los suyos: salvadora,
amorosa, dadora de gracia, auxiliadora. Su poder llegaba incluso al reino de
los muertos. Como María, Isis tenía la capacidad de ayudar en los casos sin
esperanza. Ella curaba a los ciegos, paralíticos y a los que eran rechazados
por los médicos. Los escritos y dibujos en los cuales quienes creían en ella
expresaban su gratitud, son similares a los de Lourdes.
Inclusive los títulos dados a Isis son sorprendentemente parecidos a los
títulos de la madre de Dios cristiana: Querida dama, madre amante, la Reina
del Cielo, diosa elevada al trono, la reina del mar, la dispensadora de
gracia, salvadora, inmaculada, reina santa” (Sancta Regina). (7)
La siguiente cita ilustra cómo en la región del Mediterráneo en ese tiempo, el
culto a las diosas fue transferido al culto a María. La segunda cita también
muestra claramente cómo María, a quien los católicos oran y adoran
actualmente, es de hecho la diosa Isis que es tomada en la forma de María. El
paganismo no fue destruido; en vez de ello, solamente asumió la nueva forma de
María:
"Existían varios cultos de misterios populares con una madre diosa como la
principal figura en Roma en el tiempo en que Jesús nació. Estos incluían el
culto a Caereen, Cibeles (Magna Mater), Artemis, Astarté e Isis, evidencias de
ellos pueden encontrarse hasta el comienzo del siglo quinto. Todos los
atributos y epítetos conectados con estas divinidades pueden ser encontrados
más tarde conectados a María, como la Estrella de la Mañana, la estrella del
mar, la madre de los creyentes y la Reina del Cielo.” (8)
“María llegó a ser un instrumento para llenar la necesidad de la gente
media-pagana que se unió a la iglesia por sus divinidades. De hecho, no es que
la madre de Jesús llegó a ser la Reina del Cielo, sino que ese estado fue
tomado de las divinidades del pasado, que eran adoradas en todos los países
alrededor del Mediterráneo. Fue una herencia desastrosa.” (9)
Para obtener otra perspectiva, vamos a estudiar el culto a María a la luz de
muchos otros ejemplos y a la luz de la instrucción bíblica. Prestaremos
atención a Asia, por ejemplo, donde se ve el culto similar a la diosa madre en
la actualidad. Estos ejemplos mostrarán que el actual culto a “la Reina del
Cielo” no es algo nuevo, y que existen similitudes en otros países. Dios
estuvo y está ofendido por este culto idolátrico:
1.
Referencias en la Biblia a la Reina del Cielo:
- (Jer
7:17-19) ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalén?
18 Los
hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la
masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a
dioses ajenos, para provocarme a ira.
19 ¿Me
provocarán ellos a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia
confusión?
- (Hch
19:27, 28) Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a
desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea
estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien
venera toda Asia, y el mundo entero.
28 Cuando
oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de
los efesios!
2. El culto a la Diosa del Cielo en el Asia moderno
"El tercer mes del calendario lunar es el mes de Matsu. La diosa del Mar, la
Reina del Cielo, la Santa Madre del Cielo, la Concubina del Emperador del
Cielo es el objeto de culto en cientos en miles de hogares y en
aproximadamente cuatrocientos templos. Cientos de miles de peregrinos van a
los centros de pesca de la costa oeste, a la ciudad de Peikang, donde se
concentra la mayor pai-pai del cumpleaños de Matsu.
(…) Con el tiempo, la Diosa del Mar ha llegado a ser la bondadosa
auxiliadora inmortal, que está presente en todos los lugares. Los pecadores
ruegan por protección en el mar, los agricultores por sus campos, las madres
jóvenes por niños, los enfermos por salud. Un amuleto del templo de Matsu
puede estar alrededor del cuello de un joven que va al ejército. (…) Todos
aceptan la asistencia de la Santa Madre del Cielo.” (Matleena Pinola, Pai-pai,
pág. 58-60).
“Sin embargo, el Budismo tuvo que pasar por un fuerte proceso de cambio antes
de estar listo como una religión de los chinos. Las doctrinas venidas desde
fuera debían adaptarse a la manera de pensar de los chinos. (…) La diosa de
gracia, Kwum Yum, que es muy popular entre los budistas, tuvo una competidora,
la Taoísta Reina del Cielo o Tin Hau. Estas divinidades competidoras pueden
ser encontradas actualmente en muchos templos, lado a lado en el mismo altar,
en perfecta armonía.” (Olavi Vuori, Hyvät henget ja pahat, pág. 35)
¿Y las imágenes de María y los santos? María
ha tenido una alta posición en la Iglesia Católica. Este culto se expresa de
muchas maneras, como las imágenes y estatuas de ella que se encuentran en casi
todas las iglesias católicas; las personas pueden orar y adorar frente a
ellas. Estas imágenes también suelen mostrar a Jesús, pero sólo como un niño
pequeño. La composición de estas imágenes generalmente pone el énfasis en una
María comandante, adulta, con un Jesús pequeño en sus brazos. María, a quien
los Católicos Romanos consideran la Reina del Cielo, se muestra en ese sentido
como teniendo ventaja sobre Jesús.
En todo caso, es importante que para sostener el culto a María y los
santos, la Iglesia Católica Romana hasta ha eliminado el segundo Mandamiento
de los Diez Mandamientos: El segundo Mandamiento prohíbe hacer y adorar
ídolos. En lugar de ello, este Mandamiento ha sido reemplazado al dividir el
décimo en dos partes – de esa manera, el número de Mandamientos sigue siendo
el mismo.
La siguiente comparación del Catecismo Finés (1953, pág. 4) y la Biblia nos
ilustra el tema en cuestión. Podemos ver cómo han cambiado los Mandamientos:
Catecismo católico:
1. “Yo soy el SEÑOR tu Dios. (…) No tendrás otros dioses delante de mí.
2. No tomarás el nombre del SEÑOR tu Dios en vano. (…)
3. Acuérdate del día de reposo para santificarlo (…)
4. Honra a tu padre y a tu madre.
5. No matarás.
6. No cometerás adulterio.
7. No hurtarás.
8. No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
9. No codiciarás la mujer de tu prójimo.
10. No codiciarás las cosas de tu prójimo.”
La Biblia (Dt 5:6-21):
1. “Yo soy el SEÑOR tu Dios. (…) No tendrás otros dioses delante de mí.
2. No harás para ti escultura ni imagen alguna de las cosas que están arriba
en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No
te inclinarás a ellas ni las servirás…
3. No tomarás el nombre del SEÑOR tu Dios en vano…
4. Guardarás el sábado para santificarlo…
5. Honra a tu padre y a tu madre…
6. No matarás
7. No cometerás adulterio
8. No hurtarás
9. No dirás falso testimonio contra tu prójimo
10. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás su casa, ni su tierra,
ni su siervo, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
El respaldo de la Iglesia Católica Romana a la adoración de los ídolos también
puede ser visto, por ejemplo, en la decisión tomada en el Sínodo de Trento
(sesión 25). Esta decisión respalda fuertemente la honra y adoración a los
ídolos. Ella dice:
“Las imágenes de Cristo y de la Virgen María, madre de Dios, así como otras
imágenes de santos deben ser guardadas en la Iglesia, y la gente debe
respetarlas y adorarlas.”
Aunque la Iglesia Católica acepta la adoración de imágenes, la Biblia enseña
que no es la voluntad de Dios de ninguna manera. Varios pasajes de la Biblia
indican que Dios no quiere que la gente se haga ídolos de ninguna clase, ni
siquiera imágenes de un hombre o una mujer. También dice que Él no quiere que
las personas hagan cualquier estatua, cosa que Él odia. La siguiente lista
también incluye un pasaje que muestra cómo el apóstol estaba enojado, cuando
vio que la ciudad de Atenas estaba llena de ídolos:
- (Lv
26:1) No haréis para vosotros ídolos, ni escultura,
ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada
para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.
- (Dt
4:15,16) Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el
día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego;
16 para
que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura
alguna, efigie de varón o hembra.
- (Dt
27:15) Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,
abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo
el pueblo responderá y dirá: Amén.
- (Dt
16:22) Ni te levantarás estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios
- (Is
44:15-19) De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para
calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y
lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.
16 Parte
del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se
sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego;
17 y hace
del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le
ruega diciendo: Líbrame, porque mi Dios eres tú.
18 No
saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón
para no entender.
19 No
discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de
esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí.
¿Haré del resto de él una abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de
árbol?
- (Hch
17:16) Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo
la ciudad entregada a la idolatría.
A veces los católicos romanos podrán, a pesar de todo, justificar sus ídolos
diciendo que sólo son para recordar a esas personas y establecer contacto con
Dios por medio de ellas.
A esto uno puede contestar que Dios ciertamente no necesita hacer contacto
con nosotros a través de esas imágenes que Él ha prohibido. Dios ciertamente
no necesita imágenes para comunicarse con su pueblo, porque Él nos ha dado la
única conexión directa: Su Hijo (Jn 14:6). ¿Por qué no habríamos de usar esa
conexión que ya está ahí?
La segunda buena pregunta es, “¿por qué debemos acordarnos de otros – los
muertos - cuando queremos hablarle a Dios?” ¿No es más bien que el culto a
otras personas y cosas solamente nos aleja del culto a Dios, y desvía nuestros
pensamientos de Él? ¿Por qué deberíamos confiar en apoyos inútiles y que no
nos benefician? La siguiente conversación también nos muestra la futilidad de
confiar en el uso de apoyos como esos:
Cuando mamá me contó sobre su decepción con la iglesia, empezó a preocuparme.
Pensé en cómo ella había desplegado estatuas en nuestro hogar. Ella se
esforzaba en gran manera para hacer lo correcto, pero no tenía una verdadera
comunión. Una tarde me dirigí a su casa sólo por diversión. Entré por la
puerta del frente y dije:
- ¡Hay que sacar estos ídolos, madre! – Ella se horrorizó. - Pero, Raúl, no
son ídolos. Yo no le rezo a ellos… Su voz se puso vacilante cuando trató de
explicar débilmente que esas imágenes “sólo eran un recordatorio.” -¿Cómo puedes decir que no le oras? ¿Por qué están las velas, entonces? No puedes tener todas estas cosas alrededor tuyo. Evitan que conozcas a Jesús. Entonces comencé a decirle lo que la Biblia enseña sobre los ídolos y sobre quién es realmente Jesús. (10)
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Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)
Echa mano de la vida eterna
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