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Catolicismo

 

 

CAPÍTULO 4 -

EL PURGATORIO


 

El hecho que Jesús haya sido empujado hacia un rincón oscuro en la Iglesia Católica se nota claramente en la doctrina del purgatorio. No se ha enseñado la suficiencia de la obra redentora de Cristo, sino que en lugar de ello la iglesia ha confiado en otras cosas al tratar de remplazar a Jesús y alcanzar la salvación. Estas otras cosas incluyen, por ejemplo, la misa, las obras humanas, las penitencias, y la doctrina del purgatorio.

   La Iglesia Católica también enseña con respecto al purgatorio que, si bien la muerte de Jesús hizo posible para nosotros ser librados de la culpa y recibir el perdón de los pecados, eso no anula todo el castigo por los pecados. Así, un pecador no va directo al cielo cuando muere sino que primero tiene que sufrir cierta medida de castigo en el purgatorio antes de poder entrar a la eternidad. Sin embargo, unas pocas almas, como los “santos”, pueden ir directo al cielo. Los católicos más devotos piensan que ellos tienen que pasar por lo menos algún tiempo en el purgatorio, para purificarse de sus pecados y finalmente llegar al cielo.

   Esta doctrina del purgatorio puede verse en el Catecismo Católico, cuando enseña, por ejemplo, los siguientes temas. Uno de los puntos también menciona  esa actividad característica de la Iglesia Católica, i.e., oraciones y misas por los que están en el purgatorio:

 

(Catecismo Finés de 1953)

¿A dónde van las almas después del juicio personal?

Las almas pueden ir al cielo, al infierno o al purgatorio. (pág. 57)

 ¿Qué almas van al purgatorio?

 

Al purgatorio van esas almas devotas que han partido de este mundo en pecado perdonable o tienen que purgar temporalmente castigo por sus pecados. (pág. 57, 58)

 

¿Cuánto tiempo quedarán las almas en el purgatorio?

Las almas quedarán en el purgatorio hasta que estén perfectamente limpias y sean dignas de contemplar a Dios. (pág. 58)

 

¿Cuál es nuestra relación con los que están en el purgatorio?

Podemos ayudarlos con oraciones, limosnas y otras buenas obras, especialmente con el sacrificio de la Santa Misa (el día de los difuntos). (pág. 55)

 

En el Concilio de Trento también se trató del purgatorio. Asimismo allí consideraron imposible la reconfortante enseñanza de la Biblia, de que el eterno castigo del hombre ya ha sido expiado aquí en la tierra:

 

“Si alguien dice que después de recibir el don de la justificación todo pecador penitente es perdonado, y el bien merecido castigo eterno es expiado de tal manera, que la deuda del castigo temporal no necesita ser pagada en esta vida o en el purgatorio antes de entrar al reino de los cielos, sea anatema.” (Concilio de Trento, canon Tridentinum 22, C, 2)

 

¿Qué dice la Biblia?

 

Mirando la Biblia no podemos encontrar clara evidencia respaldando el purgatorio. Esta enseñanza no puede ser hallada en la Biblia, y esa palabra nunca es mencionada en ella. Por lo menos lo siguiente va en contra de eso:

 

El malhechor fue directamente al paraíso. Una muestra de que la doctrina del purgatorio no es verdad, es el ladrón que murió al mismo tiempo que Jesús. Este ladrón, quien es mencionado en el Evangelio de Lucas, no fue al purgatorio de ninguna manera sino al paraíso en ese mismo día. Por eso puede preguntarse: si el purgatorio es real, ¿por qué este ladrón no fue allí por el pecado en su conciencia? ¿Por qué no se menciona eso en la Biblia?

 

- (Lc 23:43) Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

 

Directamente al hogar al Señor. Pablo se refirió exactamente al mismo hecho del ladrón que fue al paraíso. Dijo él que si somos hijos de Dios iremos directamente al Señor después de morir; dejaremos este cuerpo y entraremos a su presencia. En este contexto, nada dice Pablo del purgatorio o algún tipo de intervalo.

 

- (2 Co 5:8) 8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

 

- (Fil 1:23) Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.

 

1 Co 3:8-15. Los versículos que han sido usados para tratar de justificar la doctrina del purgatorio incluyen 1 Corintios: “Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”.

   Sin embargo, uno tiene que notar que estos versículos no se refieren al purgatorio; ellos solo se refieren a nuestras obras, i.e., la recompensa que un creyente puede perder cuando esté ante el juicio de Dios. Así, si hemos edificado sobre el fundamento de Cristo “oro, plata y piedras preciosas”, tendremos nuestra recompensa; mas si tan sólo edificamos “madera, heno y hojarasca”, no tendremos nuestra recompensa pero igual seremos salvos. Esto es en breve la enseñanza de Pablo con respecto al tema y nada dice del purgatorio.

 

Después de la muerte habrá juicio, no purgatorio. La doctrina del purgatorio también incluye la idea que uno puede pagar por sus pecados aún después de la muerte y tener una influencia en su salvación, pero ese pensamiento es imposible. De acuerdo con la Biblia, después de la muerte solo hay juicio. Así que si nuestro nombre no está en el Libro de la Vida ahora, de ninguna manera iremos al purgatorio después de la muerte, sino a la eterna condenación:

 

- (He 9:27) Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.

 

- (Ap 20:12-15) Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.

13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.

14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.

15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.  

 

Otra cosa digna de consideración es que si no hemos tomado la decisión de volvernos hacia Jesús y hacia Dios en nuestro tiempo de vida, no podemos ser auxiliados por las oraciones de otras personas, como nuestros parientes, una vez que cruzamos la frontera de la muerte. En la Iglesia Católica es usual organizar misas y oraciones – generalmente sujeto a cierto pago - a favor de los muertos, pero hemos de observar que esas misas y oraciones no pueden ayudarnos más después de muertos. Solamente si nos volvemos a Jesús durante este tiempo de vida podemos quedar a salvo de la condenación, porque Él la ha eliminado:

 

- (Ro 8:1) Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

 

- (Jn 3:17,18) Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

 

- (Jn 5:24) De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

 

Ya todo está cumplido. Un problema con la doctrina del purgatorio es que anula la obra expiatoria de Cristo. Sostiene que la obra redentora de Cristo no es suficiente, que además necesitamos redención después de la muerte, i.e., en el purgatorio.

   Pero, si miramos en la Biblia vemos que entramos a relacionarnos con Dios por medio de la obra expiatoria de Jesús, y que “es poderoso para salvar a los que acuden a Dios por medio de Él.” Entonces, si Dios ha preparado todo, ¿por qué necesitamos esas doctrinas del purgatorio y otras enseñanzas diferentes? Tan solo son inútiles tradiciones humanas, que no ayudan a nadie; ellas solamente confunden a la gente o la guían a fortalecer la vana idea de que pueden pagar sus pecados más tarde. Si todo ya ha sido pagado para nosotros, ¿por qué habríamos de mezclar las cosas agregando algo nuevo?

 

- (Ro 5:10,11) Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.

11 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.

 

- (2 Co 5:19,20) Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

 

- (Col 1:19-21) por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

20 Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.

 

- (1 Jn 2:2) Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

 

- (Jn 19:30) Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

 

- (He 7:25) Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

 

- (Lc 14:17) Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.

 

Todos los pecados perdonados. La Biblia dice que nuestra redención por medio de Jesús es perfecta, y dice también que si nos volvemos a Él, se nos perdonarán todos nuestros pecados, y no solamente algunos de ellos.

   Si todos nuestros pecados son perdonados – todo el paquete - y somos limpiados de éstos, como dice la Biblia, no necesitamos absolutamente otros procesos de limpieza después de la muerte. Son fútiles e innecesarios, y ni siquiera mencionados en la Biblia:

                                                              

- (Col 2:13) Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

 

- (He 10:17,18) añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

 

- (1 Jn 1:7,9) Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)

 

 

  

 

Echa mano de la vida eterna
(1 Ti 6:12)