CAPÍTULO 5 -
El
nacimiento de la vida
Un axioma de la teoría de la evolución es que la vida se originó de
materia inerte. Se ha dado por hecho que esto pudo suceder por sí mismo, en
tanto y en cuanto se dieron las condiciones adecuadas. Generalmente esas
condiciones se refieren a una atmósfera que incluye hidrógeno, metano, amonio y
vapor acuoso, pero no el principal factor para nosotros, o sea oxígeno puro. En
Segundo lugar, debieron converger diferentes tipos de radiaciones y luces en esta
atmósfera –causando cambios químicos que entonces crearon los agentes en
cuestión: aminoácidos. Este tema, y la ingeniería química de los aminoácidos en
condiciones de laboratorio son descritas en un libro de biología escolar
(Biología Escolar, Educación Secundaria 2 – 3, 1987, Tast – Tyrväinen – Mattila
– Nyberg, p. 172). También las dos siguientes
citas indican que ha sido imposible probar experimentalmente la
generación espontánea y que eso claramente va contra las observaciones
prácticas:
Al comienzo la atmósfera de la tierra contenía,
además del vapor de agua, hidrógeno, amonio y gases de metano. Como no había oxígeno en la
atmósfera, la capa de ozono no protegía la tierra. Por eso, los rayos ultravioletas
del sol podían penetrar libremente la superficie de la tierra. La lluvia drenó
los ingredientes de los continentes a los mares haciendo que sus aguas fuesen
saladas.
(…) La
formación de materia orgánica a partir de la simple materia también ha sido
probada en experimentos. En estos ensayos experimentales se condujeron
descargas eléctricas dentro de un recipiente cerrado conteniendo metano,
amonio, hidrógeno y vapor de agua. Como resultados se obtuvieron muchos
materiales orgánicos, como aminoácidos.
La teoría de la generación espontánea que prevaleció
en los años 1700 sugirió que los organismos fueron originados por los elementos
químicos de la materia sin vida. En la década de 1860, Luis Pasteur probó que
eso no era cierto. De acuerdo con el punto de vista actual, la generación espontánea
ciertamente ha ocurrido, pero aparentemente una sola vez.” (Biología Escolar,
Educación Secundaria 2 – 3, 1987, Tast – Tyrväinen – Mattila – Nyberg, p. 172).
Ha sido imposible producir vida en un laboratorio.
Pero, el ser humano ha estado intentado lograr eso desde hace tan solo algunas
décadas. La naturaleza tuvo cientos de millones de años de tiempo, e
innumerables charcas con elementos fundidos por el calor sobre la superficie
vacía del globo como campo experimental. Fue suficiente con que la vida comenzara
en una de esas charcas. De allí ella se esparció por todos los lugares del
globo. (Heikki Oja, Polaris, pág.
144).
¿ES SATISFACTORIA ESTA TEORÍA? Cuando comenzamos a
estudiar el misterio del origen de la vida, tenemos que notar que el tema no es
tan simple como lo sugieren algunas publicaciones. Los experimentos en esta
área con el origen de la vida hechos por Miller han sido usualmente discutidos,
pero si comenzamos a estudiar el experimento y las posibles condiciones
originales de la tierra, encontramos problemas insolubles. La composición de la
atmósfera al comienzo y en la formación de las proteínas es especialmente
problemático:
La composición de la
atmósfera en el principio. Como fue dicho, la teoría que se menciona arriba
supone que en el principio la atmósfera incluía hidrógeno, amonio y metano,
pero no oxígeno radical en absoluto, porque el oxígeno radical habría evitado
la formación de proteínas y abortado las reacciones de desarrollo.
Sin embargo, si seguimos estudiando este tema, encontramos que no es
así, porque los siguientes factores van contra ello:
Rocas precámbricas. Algo que habla
contra una atmósfera libre de oxígeno son las rocas precámbricas. Se determinó
que muchas rocas precámbricas son de las más antiguas en incluir mineral de
hierro oxigenado, lo que indica que ya había oxígeno en esa etapa. La idea de que no habría habido oxígeno en
la atmósfera al comienzo claramente va contra estas observaciones prácticas.
Ken Towe ha explicado el problema:
“Hay un problema con el estudio de la
era Precámbrica. Por un lado se sostiene que al principio no había oxígeno
gaseoso y que la vida comenzó en un ambiente así. Por otro lado, muchas rocas
precámbricas, incluyendo las capas más profundas, incluyen minerales de hierro
oxigenado. Por eso, en el tiempo en que fueron formadas, había oxígeno radical.
¿De dónde vino?” (pág. 115, Jim Brooks / Origins of Life).
¿Era la composición lo
opuesto a lo que es ahora? La teoría arriba mencionada también incluye la idea
de que la composición de la atmósfera original era justo lo contrario de lo que
es ahora. En el principio no había oxígeno, pero había hidrógeno, metano y
amonio, mientras que la atmósfera de ahora tiene lo opuesto a esto. (La atmósfera contiene actualmente 78 % de
nitrógeno, 21 % de oxígeno, 0.9 % de
argón y 0.1 de otros gases inertes y dióxido de carbono).
El
cambio radical de la atmósfera por cierto es difícil de probar en la práctica.
Se basa solamente en la suposición de que la generación espontánea requiere una
atmósfera libre de oxígeno, porque de otra manera los aminoácidos no se habrían
formado. No hay otro motivo para este tipo de suposición y no es sustentada por
observaciones prácticas. Por eso, uno bien puede preguntarse si la atmósfera realmente
cambió tanto, o incluso si es que era libre de oxígeno, en primer lugar.
Los gases más livianos que
el oxígeno. La idea de que gases más livianos que el oxígeno, pero no el
oxígeno mismo, habrían permanecido en la atmósfera parece imposible. ¿Por qué
habría de permanecer el hidrógeno sobre la superficie de la tierra, en vez del
oxígeno, puesto que al ser el más liviano de los gases habría sido el primero
en fugarse al espacio exterior? El
hidrógeno más bien habría escapado hacia el espacio, pues se supone que la
tierra habría estado caliente y su corteza parcialmente derretida. Cuanto más
caliente, más fácilmente se escapan los gases, porque el movimiento del gas se
intensifica con el aumento del calor. Una atmósfera conteniendo hidrógeno
probablemente no habría permanecido intacta por mucho tiempo (se ha enseñado que ese tipo de atmósfera
fue la que prevaleció en la tierra por millones de años) y los aminoácidos no habrían tenido tiempo
de formarse.
¿Depende el oxígeno de la fotosíntesis? Generalmente se
supone que el oxígeno apareció en la tierra por la fotosíntesis, la que lo
habría generado. Se ha dicho que fueron las plantas verdes las que causaron el
incremento de oxígeno en la atmósfera.
Sin embargo, esto no es
necesariamente cierto: en vez de ello, el oxígeno puedo haber sido creado por
los rayos ultravioletas del sol que dispersaron el agua y produjeron oxígeno y
ozono. Habría sido una combinación bastante extraña si no hubiera habido
oxígeno radical en la atmósfera de la tierra, ya que debería haber habido
oxigeno junto con hidrógeno como agua y vapor de agua. Difícilmente parece
posible que ello existiese. Por eso, el oxígeno ya debía haber estado presente
entonces.
Otra pieza de evidencia que
contradice la idea de que en la tierra no había oxígeno radical es el oxígeno
encontrado en Marte. El espectrómetro Aspera que fue enviado a Marte para tomar
muestras, midió que tanto como 3.5 toneladas de oxígeno fue transportado cada
hora por vientos solares, del perímetro gaseoso de Marte al espacio. Eso
demuestra que la existencia de oxígeno no depende de alguna actividad orgánica,
como la fotosíntesis. También comprueba que también pudo haber existido oxígeno
en la tierra en una etapa inicial.
Formación de proteínas. Ese es otro
problema. Si de todos modos asumimos que los aminoácidos fueron formados en una
atmósfera sin oxígeno y sobrevivieron a la radiación ultravioleta penetrando
agua –como ha sido sostenido en teoría- nos topamos con todo un conjunto de
dificultades. (Era necesario que se metiesen al agua, porque no había oxígeno en la
atmósfera y por eso tampoco la capa protectora de ozono, y sin ella los rayos
ultravioletas habrían destruido rápidamente los recién formados aminoácidos. En
otras palabras, esto es un problema considerable: Los aminoácidos no pudieron
formarse en una atmósfera con oxígeno, y en una atmósfera sin oxígeno habrían
sido destruidos inmediatamente. Ambas alternativas –una atmósfera con oxígeno y
una atmósfera sin oxígeno- habrían ido en detrimento de los aminoácidos.)
El problema es: ¿Cómo pudieron
ser capaces de combinarse los aminoácidos con las proteínas en el agua? Si
había excedente de agua como se supone, no habría contribuido a la formación de
proteínas; en lugar de ello, habría ocurrido todo lo contrario. Habría hecho
que las formaciones existentes regresaran a sus estructuras elementales. Esas
reacciones siempre dependen de las circunstancias prevalecientes y por el
excedente de agua, solamente se habrían movido hacia atrás, es decir al estado
original de amino ácidos, y de ninguna manera hacia adelante. Las composiciones
no habrían sido creadas:
De acuerdo a la hipótesis del mar, la evolución
química y el nacimiento de la vida sucedió en el mar o en alguna laguna de
agua. Sin embargo, bajo esas circunstancias la generación espontánea de macro
moléculas necesarias para el origen de la vida es absolutamente imposible.
Imaginemos el nacimiento de una gran proteína en el agua. Cada vez que los
aminoácidos se unen por el enlace peptídico, se libera una molécula de agua; es
decir, ocurrirá la hidrólisis espontánea de las moléculas creadas. Cuanto mayor
el polipeptídico creado, más agua se junta al lado correcto de la reacción de
la ecuación. Por lo menos de acuerdo con las leyes físicas y químicas que
existen en la actualidad, la reacción siempre volverá atrás si hay agua
suficiente, es decir, ocurrirá la hidrólisis espontánea de la molécula creada.
Alguien debería remover continuamente el agua para prevenir que las proteínas
caigan en pedazos.” (Mikko Tuuliranta, Evoluutio – tieteen harha-askel?,
p. 18).
“Puesto que un enlace peptídico es termodinámicamente inestable en una
solución acuosa, la formación de proteínas habría estado muy inclinada a la
descomposición o hidrolisis en los mares cálidos que prevalecían al principio.
Así, ninguna simple proteína podría haber sido preservada largo tiempo. Esto
representa un problema fundamental.” (Lehninger A.L., Biochemistry,
p. 1041, Worth Publishers, Inc., [1975])
Sin vida. Si la formación de
proteínas en el agua habría sido posible a pesar de todo, surgirían nuevos
problemas: aún cuando las moléculas proteicas se hubieran convertido en
aminoácidos, las moléculas todavía hubieran carecido de lo que habría sido
responsable de mantenerlas vivas. Se trata de una forma más refinada de materia
sin vida. Así como la goma, el acero y el plástico pueden convertirse en un
auto, pero no hay vida en el auto. Del mismo modo, un cuerpo muerto tiene los
materiales justos y la estructura correcta, pero no tiene vida en sí. Los
materiales y las estructuras correctas difícilmente nos podrían ayudar a
resolver el rompecabezas de la vida. Sólo los materiales adecuados no pueden
generar la vida:
Y todavía no hemos tocado el problema mismo: el
origen de la vida. El óvulo de proteína no es vida, tan solo es uno de los
materiales que formaron un organismo vivo. Aún si tendríamos toda una
tierra llena de óvulos de proteínas,
todavía estaríamos lejos de la solución. Podemos probar que la vida crea y usa
óvulos de proteína, pero no hay ni una simple pieza de evidencia que pruebe que
el óvulo de proteína cree vida. (Thoralf Gulbrandsen: Puuttuva rengas
[Jakten på apemennesket], p. 41).
Teorías imperfectas. Los siguientes
comentarios indican bien cuán problemático es el origen de la vida y cómo
faltan evidencias de ello. Todavía hay una gran brecha entre una materia
viviente y una sin vida, y los investigadores no han hecho ningún progreso en
el tema en el último siglo. Ha sido imposible resolver el misterio del origen
de la vida:
Paul Davies: “Cuando comencé a
escribir este libro, estaba convencido de que la ciencia casi había resuelto el
misterio del origen de la vida. (…) He pasado uno o dos años estudiando este
tema y ahora pienso que hay una enorme brecha en nuestro conocimiento. Por
supuesto, tenemos una buena idea acerca del tiempo y el espacio del origen de
la vida, pero todavía hay un largo camino que recorrer para comprender la serie
de eventos. Esta brecha en nuestro saber no es mera ignorancia sobre ciertos
detalles técnicos sino un notable defecto conceptual. (…) Muchos investigadores
son cuidadosos en decir públicamente que el misterio de la vida es un misterio,
aunque a puertas cerradas abiertamente admiten estar confundidos…” (9)
Andy Knoll, un profesor de la
Universidad de Harvard: “Cuando tratamos de compilar
un sumario de lo que sabemos sobre la profunda historia de la vida en la
tierra, el origen de la vida y las fases de la formación que llevaron a la
biodiversidad que puede ser vista a nuestro alrededor ahora, tenemos que
admitir que eso está en la oscuridad. No sabemos cómo se originó la vida en
este planeta. No sabemos cuándo exactamente comenzó y bajo qué condiciones.”
(10)
REFERENCIAS:
1. Pekka
Reinikainen: Unohdettu genesis, p. 25
2. John
D. Barrow : Maailmankaikkeuden alku, p. 37
3. Idem, p. 36-37
4. Andy Knoll (2004) PBS Nova interview, 3. may
2004, cit. Antony Flew & Roy Varghese (2007) There is A God: How the
World’s Most Notorious Atheist Changed His Mind. New York: HarperOne
5. Heikki
Oja: Polaris, p.128,129
6. Kari
Enqvist and Jukka Maalampi: Tyhjästä syntynyt, p. 14
1. Pekka
Reinikainen: Unohdettu genesis, p. 24
8. Joseph Silk in his book "Big Bang"
9. Paul
Davies: Viides ihme, 1999, p. 14,15
10. Andy Knoll (2004) PBS Nova interview, 3.
may 2004, cit. Antony Flew & Roy Varghese (2007) There is A God: How
the World’s Most Notorious Atheist Changed His Mind. New York: Harper One