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¡El abismo fue cruzado!
Los dos mandamientos más importantes
Las dos relaciones y los dos mandamientos más importantes son amar a Dios y a
nuestro prójimo, como dijo Jesús. Toda la ley y los profetas se basan en estos
dos mandamientos:
El contenido de la Ley
En cuanto concierne al segundo de estos dos mandamientos, ciertamente es algo
bueno si somos capaces de amar a nuestros semejantes. Si todos hiciéramos
esto, el mundo sería un lugar muchos mejor. La mayoría de los sufrimientos
acabarían en seguida.
Es interesante que la ley más importante fuera escrita en el corazón de
cada ser humano. Todos tenemos un entendimiento natural sobre cómo tratar
correctamente a nuestro prójimo y sobre lo que es comportarse mal con los
demás. Pueden verse ejemplos de esto en religiones del mundo (Karma – el
hombre cosecha lo que siembra) y en leyes humanas que consideran
condenable las ofensas como el robo, el asesinato y la violencia física. En
todos estos temas, se ha comprendido que algunos actos están bien y otros mal,
y que para estos últimos habrá consecuencias.
De la
misma manera, la ley del bien y del mal aparece en nuestras relaciones con
nuestro prójimo y con nosotros mismos. Jesús dijo, “Así que, todas las
cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced
vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” (Mt 7:12) y “el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas” (Mt
22:39). En otras palabras, como nadie quiere que le hagan cosas malas a él
–que lo engañen, que le roben algo, que otro tome su esposa o actúe con
violencia contra suya- así tampoco tiene que hacerle estas cosas a los demás.
Amándose a sí mismo uno puede ver cómo amar a su semejante y darse cuenta de
lo que está bien y mal.
- Todo bien, dijo Bonelli. Nadie defiende el robo. ¿Qué sigue ahora?
- Es lo mismo con mentir, dijo Weber. La gente miente, pero nadie quiere ser
engañado.
- ¿Y qué en cuanto al asesinato?
- También es una práctica universal, aunque no todos la siguen.
- (…) Es algo generalmente aceptado que el hombre sea ambas cosas: un ser
intelectual y moral, comenzó de nuevo. Podemos presentar el siguiente resumen
de esto: algunos niegan las normas morales; pero aunque algunos roban, nadie
quiere ser robado; aunque algunos mienten, nadie quiere ser engañado; aunque
algunos asesinen a personas, nadie quiere que lo maten.
Esta es la explicación de la moral del ser humano. Hay un ser intelectual y
moral, originador, detrás de la moral y del cerebro humano, porque no podemos
encontrar explicaciones para el intelecto y la moral humana de la simple
materia. (1)
Pablo también enseña sobre el bien y el mal en el corazón del hombre. Él habla
sobre los gentiles que no tienen información sobre Dios pero quienes, sin
embargo, entienden que algunos actos están mal y otros están bien. Entienden
la diferencia entre estas dos cosas, aunque no siempre actúen en concordancia.
Esto indica que realmente tenemos una comprensión del bien y del mal, aunque
nuestras acciones no siempre concuerden con nuestro conocimiento.
- (Ro
2:14,15) Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo
que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,
15 mostrando
la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su
conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos.
El abismo entre Dios y el hombre. La
ley de Dios, o su perfecta voluntad, tiene relación con un enorme problema, y
es que “ninguno de vosotros cumple la ley” (Jn 7:19). Nadie jamás
puede satisfacer las demandas de Dios.
El
hecho es que todos somos pecadores y ni siquiera estamos cerca de ser como
Dios demanda. Puede haber pequeños y grandes pecadores en el mundo, pero sigue
habiendo un abismo tan inmenso entre Dios y el hombre que nadie puede cruzarlo
por sí mismo. Todos estamos en una situación desesperante en lo que respecta a
tener la aprobación de Dios, como lo indica la siguiente figura:
La siguiente cita indica cómo un inmenso abismo nos separa a nosotros de la
perfección de Dios. Algunos podrán ser un poco mejores que otros pero esto
tiene poca importancia. El abismo sigue existiendo y es imposible cruzarlo:
"Espera, te daré un ejemplo: en promedio el hombre puede saltar, digamos, dos
metros. Una persona que practica deporte y está en buen estado quizás pueda
saltar cinco metros. Y si es un campeón olímpico puede saltar casi nueve
metros, pero saltar un poco más que eso es casi imposible en nuestra
generación. Supongamos entonces que estamos parados en el abismo de un cañón
de 200 metros de ancho. Nadie de nosotros tiene la capacidad de saltar hasta
el otro lado de ese abismo, ¿no es cierto? Bien, veamos ahora esto como una
alegoría: El abismo es el abismo del pecado y Dios está del otro lado. Él
inspeccionó buscando a pobres inválidos como nosotros y se compadeció de
nosotros. Él supo que era imposible que nosotros fuésemos hasta donde está Él
por nuestros propios medios. Por esa razón Él envió a su propio Hijo, Jesús,
que es el puente entre Dios y el hombre. Jesús es el Mediador entre Dios y el
hombre. Con Él podemos estar confiados, porque de acuerdo con sus propias
palabras Él es “el camino, la verdad, y la vida”! Yo sé que hay muchos que
rechazarán esta solución divina porque les parecerá demasiado fácil. Querrán
más bien hacer algo por sí mismos para salvarse, pero ¡ningún esfuerzo humano
puede llevarnos hasta Dios, y por nosotros mismos caeríamos irremisiblemente
por el abismo!” (2)
El abismo fue cruzado. A
pesar de que hay un gran abismo entre Dios y nosotros, la Biblia enseña que
Jesús descendió del cielo y unió ese abismo. Él vino a vivir bajo la ley (Gá
4:4,5) Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido
de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban
bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.)
Él
cumplió la ley y siempre actuó de acuerdo con la voluntad de su Padre, (Jn
6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió). Él
vino del cielo e hizo todo lo que nos era imposible de hacer a nosotros,
pecadores.
¿Cuál fue el resultado de la acción de Jesús? La Biblia enseña que ahora
todo ser humano tiene la posibilidad de tener una relación con Dios y recibir
el perdón de sus pecados por medio de Jesús, si tan sólo pone su confianza y
su fe en Él (Hch 16:31 dice, cree en el Señor Jesucristo y serás salvo,
tú y tu casa). Ahora ninguno de nosotros necesita alcanzar la
perfección, sino que la misma se nos adjudica por gracia y por medio de
Jesucristo. Por medio de Él es posible unir el abismo entre Dios y el hombre:
Recibir la gracia. Ya
hemos notado que Jesús une el abismo entre Dios y el hombre y es nuestro
Mediador. (Hebreos 9:15: Así que, por eso es mediador de un
nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las
transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la
promesa de la herencia eterna.) Por lo tanto, podemos recibir
salvación solamente por medio de Jesús. Solamente volviéndonos a Él, y por
medio de Él, podemos recibir perdón para nuestros pecados porque Él ya ha
preparado todo para nosotros. Por eso, ven a Él, así tú también recibirás la
gracia de Dios y el perdón de tus pecados:
- (Jn
5:40) Y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
- (Jn
14:6) Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre, sino por mí.
- (Hch
4:11-12) Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la
cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12 Y en ningún
otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos.
- (Hch 10:43) De
éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán
perdón de pecados por su nombre.
Jesús cumplió la Ley
e hizo posible cruzar el abismo entre Dios y el hombre, y por medio de Él vino
gracia. (Jn 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la
gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo). Está
claro que hemos de recibir esta gracia para que seamos salvos. Si le damos la
espalda a Jesús y a la gracia, nada bueno vendrá de ello, como lo ilustra el
ejemplo de abajo. Por eso, no le des la espalda al llamado de Dios:
En 1892
Wilson y Porter fueron sentenciados a la horca por un robo al correo. Porter
fue ejecutado, pero Wilson fue perdonado. Él rechazó su indulto, y el juez
John Marshall de la corte suprema dejó la siguiente sentencia para las futuras
generaciones: ”Perdonar es un acto que no es legal sin la liberación de la
persona, y la liberación no es perfecta sin aceptarla. La persona a la que se
la ofrece puede rechazarla, y no consideramos que le corresponde a la corte
imponerla por la fuerza.”
La
responsabilidad, como ves, es tuya. Si tú no aceptas el perdón de Dios, Él no
te obligará a hacerlo.”¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una
salvación tan grande?” (He 2:3) (1)
LA ORACIÓN DE SALVACIÓN:
Señor, Jesús, vengo a ti. Confieso que he pecado contra ti y que no he vivido
de acuerdo con tu voluntad. Sin embargo, quiero apartarme de mi pecado y
seguirte con todo mi corazón. Creo también que mi pecado ha sido perdonado por
tu sacrificio y que he recibido vida eterna por medio de ti. Te agradezco por
la salvación que me has dado. Amén.
REFERENCIAS:
1. J. Edwin Orr: (100 Questions about God), págs.50 - 52
2. Jakov Damkani: (Why me?), pág. 107,108 3. Oswald J. Smith: Jumalan pelastus, pág. 35
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Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)
Echa mano de la vida eterna
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