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La mujer y el trabajo espiritual
En este escrito vamos a examinar la posición de la mujer en la iglesia. El
propósito es ver lo que dice la Biblia sobre ello, analizar versículos que de
alguna manera están relacionados con este tema. Analizaremos versículos de
ambos, del Antiguo y del Nuevo Testamento. También examinaremos algunos
ejemplos prácticos.
Primero vamos a examinar nuestra mayor necesidad, ya fuere que seamos
obreros o no. Es importante que esta necesidad sea satisfecha en la vida de
cada uno, porque comparada con ella todas las demás son pequeñas.
NUESTRA MAYOR NECESIDAD – SALVACIÓN. Con
respecto a la vida espiritual y a la eternidad, lo más importante es que
hayamos nacido de nuevo, que caminemos por la fe, que hayamos sido perdonados,
y que estemos en amistad con Dios. Esto abarca a todos, a los obreros
espirituales y a los que no están involucrados en el trabajo espiritual.
Alguien que es miembro de alguna congregación quizás aún no haya experimentado
estas cosas, pero puede estar al margen de las mismas caminando hacia la
condenación. En otras palabras, podríamos ser miembros de una congregación,
tener la educación de un teólogo, o podríamos provenir de un hogar creyente,
pero aún estar fuera del reino de Dios. Más aún, podemos tener fuertes
opiniones sobre temas espirituales pero aún no entender lo que es la fe
salvadora.
Si encajamos en esta definición somos solamente gente religiosa o personas
que quieren llegar a ser cristianas, pero sin ninguna experiencia interior.
Personas que no puede afirmar si son o no son salvas, o no pueden explicar
claramente su fe. Niilo Yli-Vainio escribió sobre esta clase de personas en su
libro Kristitty vai käännynnäinen (p. 21):
En el
curso de mi trabajo espiritual debí haberle preguntado a miles de personas si
eran creyentes. Un pecador común admite: “Todavía no”. Pero el religioso se va
por las ramas y no da una respuesta directa a una pregunta directa. Quiere
ser un cristiano pero carece de la experiencia interior. Por eso ni siquiera
puede mentir propiamente. No quiere negar, ni admitir, que algo en su fuero
íntimo le dice que no tiene seguridad sobre lo que se estuvo hablando.
A menudo el converso basa su fe en la supuesta fe de su padre o su madre,
en la iglesia o en ciertas acciones y obras cristianas, tales como el bautismo
de niño o haber participado de la Comunión.
¿Estamos nosotros en la fe? Basado
en la información previa, uno debería hacerse honestamente la siguiente
pregunta: “¿Estoy yo en la fe?” Esta pregunta fue hecha a reconocidos e
influyentes miembros de la iglesia (periódico Kotimaa, 26 de Julio de 2007), y
algunos fueron incapaces de dar una respuesta inequívoca. Esto muestra que el
tema de la fe estaba a oscuras para estas personas.
Sin embargo, podríamos pensar cómo alguien puede ser un obrero espiritual
si no puede responder positivamente ni siquiera esta pregunta básica. Por
ejemplo, el pietismo y otros movimientos renovadores en Finlandia surgieron
precisamente porque la gente quiso estar personalmente apercibida sobre este
asunto. Paavo Ruotsalainen y otros líderes pietistas no serían bien conocidos
ahora si se hubiesen detenido a medio camino. Ellos querían saber cómo ser
salvos y estar en la fe, porque está escrito: “Examinaos a vosotros mismos si
estáis en la fe; probaos a vosotros mismos.” (2 Co 13:5).
Por lo tanto, con respecto a tu propia vida, pregúntate a ti mismo si
realmente estás o no en la fe, si has sido perdonado, si tienes la certeza de
la salvación y a Cristo en tu corazón, o si tu fe es teórica y racional. Es
bueno que te hagas estas preguntas a ti mismo, porque no es bueno tomar una
posición sobre temas espirituales si tú aún no entiendes los principales temas
de la fe y estás fuera de la salvación. En primer lugar tenemos que tener una
comprensión clara, para así poder aconsejar a otros más tarde.
Echemos una mirada a los pasajes que presentan la fe racional versus la fe
que confía. Existe una diferencia entre estos dos abordajes. La persona en el
relato tenía la fe racional y teórica durante largo tiempo, pero entonces
comprendió que no le servía para relacionarse con Dios. Tú también deberías
pensar cuál es tu posición ante Dios ahora:
(...) Por eso es que la gente demandaba que uno no piense que está en la fe
antes de haber aceptado doctrinas, doctrinas, DOCTRINAS del evangelio como una
condición previa a la fe. Pero yo he sido llevado a aceptar estas doctrinas
racionalmente y firmemente antes de mi conversión. También se me enseñó que yo
debía creer y yo contesté que creía –y ningún cuestionamiento ni prédica podía
convencerme de que yo no creía el evangelio. No era así, y no pude ser
convencido de mi error hasta el momento de mi conversión.
Al momento de mi conversión o cuando por primera vez practiqué la fe, vi mi
desastroso error. Me di cuenta de que la fe no es el convencimiento racional
de que las verdades sobre Cristo en la Biblia son ciertas, sino que es la
confianza del corazón en la persona de Cristo. Aprendí que el testimonio
de Dios sobre Cristo debía conducirme a confiar en Cristo, a creer en Él como
mi Salvador, y que creer solamente en las doctrinas de Cristo era un
decepcionante error, que inevitablemente me dejaba con mis pecados. (…) Además
de la firme convicción racional con respecto a Su buena voluntad y a sus
capacidades, sería de suma importancia acudir a Él, volverse a Él y confiar en
Él… (1)
¡TÚ PUEDES NACER DE NUEVO AHORA MISMO! Después
de haber leído el testo de arriba sobre la fe y la salvación, no deberías
permanecer como un extraño y un espectador: tú puedes experimentar la
salvación y nacer de nuevo ahora mismo. Así es como eso sucede:
1. Vuélvete a Dios y dale tu vida a Él.
El primer paso para nacer de nuevo y recibir la salvación es volverse a Dios y
a Jesucristo. Confiésale a Dios que eres un pecador que necesita salvación y
que quieres que el plan de Dios se haga realidad en tu vida. En principio, no
necesitas convertirte en una persona mejor, sólo vuélvete a Dios tal como
eres, con todas tus imperfecciones.
2. Recibir
Como la vida eterna solamente está en Jesucristo, es obvio que invites a
Cristo a tu vida y te vuelvas a Él. (Puedes decir simplemente, “¡Señor
Jesús, ven a mi vida!”). De acuerdo con la Biblia Él ya está frente a la
puerta de tu corazón, esperando entrar a tu vida:
- (Ap
3:20) He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre
la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Si le invitas a tu vida, Él te aceptará. Serás adoptado por Dios, entrarás a
la vida eterna, y habrás nacido de nuevo. Ignora tus emociones humanas y
permanece teniendo fe en la promesa de Dios:
- (Juan
1:12) Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
- (1
Juan 5:11-13) Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y
esta vida está en su Hijo.
12 El
que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no
tiene la vida.
13
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,
para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del
Hijo de Dios.
LA ORACIÓN DE SALVACIÓN: Señor, Jesús, vengo a Ti. Te confieso que he pecado
contra Ti y no he vivido según tu voluntad. Sin embargo, quiero apartarme de
mis pecados y seguirte con todo mi corazón. Creo también que mis pecados han
sido perdonados por Tu obra redentora y que he recibido vida eterna por medio
de Ti. Te agradezco por la salvación que has dado. Amén.
MUJERES EN LA CONGREGACIÓN
En este
escrito el propósito era tratar sobre la posición de la mujer en la
congregación, y ese es el tema que vamos a analizar a continuación. Los
pasajes previos solamente fueron escritos para que primero pudiésemos ser
salvos y sacar primero la viga de nuestro propio ojo (Mt 7:5: ¡Hipócrita!
saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la
paja del ojo de tu hermano), porque no podemos señalar las faltas de los
otros si ni siquiera queremos cambiar nuestra propia vida. Debemos responder
por nosotros mismos, no por otros (Ro 14:12: De manera que cada uno de
nosotros dará a Dios cuenta de sí, Lucas 13:3 ... si no os arrepentís, todos
pereceréis igualmente).
Sin
embargo, algunos pasajes tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento
tratan sobre nuestro tema principal. Analicemos algunos de ellos:
Los versículos más negativos.
Claramente los versículos más negativos sobre la posición de la mujer en la
congregación pueden ser hallados en las epístolas a los Corintios y a Timoteo:
- (1 Co
14:34,35) Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es
permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
35 Y si
quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso
que una mujer hable en la congregación.
- (1 Ti
2:11,12) La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
12
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino
estar en silencio.
Otros versículos. Aún
cuando los versículos previos pueden dar una idea negativa sobre la posición
de la mujer en la congregación, de todos modos deberíamos analizar este tema a
la luz de toda la Biblia. Por lo tanto, veamos los siguientes versículos:
Profetizar y orar. La
Biblia indica muy claramente que la mujer puede profetizar y orar, actividades
que requieren del habla y que usualmente ocurren en la congregación. “Pero el
que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación”
y ”porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y
todos sean exhortados”. (1 Co 14:3,31).
No hay indicios de que eso estuviese prohibido; en cambio, se lo muestra
como parte de una actividad normal. En la iglesia primitiva “hermanas”,
“siervas” y “mujeres” profetizaban y oraban junto con otros:
- (Hch
2:16-18) Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
17 Y en
los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes
verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18 Y de
cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán:
- (1 Co
11:5,13) Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza
descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
13
Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la
cabeza?
- (Hch
1:13-15) Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo,
Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el
Zelote y Judas hermano de Jacobo.
14 Todos
éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María
la madre de Jesús, y con sus hermanos.
15 En
aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran
como ciento veinte en número), y dijo:
- (Hch
12:12-16) Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de
Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban
reunidos orando.
13
Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha
llamada Rode,
14 la
cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que
corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta.
15 Y
ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos
decían: ¡Es su ángel!
16 Mas
Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron
atónitos.
- (Hch
21:8-10) Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a
Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los
siete, posamos con él.
9 Este
tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.
10 Y
permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta
llamado Agabo.
Una ilustración de cómo Dios ha utilizado mujeres al igual que hombres se
halla en el servicio de las profetizas sobre lo cual hallamos escrito en el
Antiguo Testamento: Miriam (la hermana de Moisés), Débora y Hulda. El Nuevo
Testamento menciona a Ana, quien habló dando testimonio de Jesús:
- (Ex 15:20,
21) Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano,
y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas.
21 Y
María les respondía: Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha
echado en el mar al caballo y al jinete.
- (Jue
4:4-6) Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer
de Lapidot;
5 y
acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el
monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.
6 Y
ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo:
¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el
monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la
tribu de Zabulón
- (2
R 22:14,15) Entonces
fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la
profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de
las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad,
y hablaron con ella.
15 Y
ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os
envió a mí:
- (Lc
2:36-38) Estaba
también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de
edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su
virginidad,
37 y
era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo
de noche y de día con ayunos y oraciones.
38
Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño
a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
Los compañeros de trabajo y amigos de Pablo.
En el Nuevo Testamento, en el libro de Hechos, leemos referencias de Pablo a
mujeres que eran tanto amigas suyas como colaboradoras en la difusión del
evangelio. Una de ellas era Priscila, a la que siempre se la menciona junto a
su esposo, Aquila. Ellos eran artesanos que se vieron forzados a mudarse de
una ciudad a otra, pero que siempre abrieron sus puertas a otros creyentes.
Parece que Priscila era más activa y comunicativa que su marido:
-
(Hch 18:1-3, 24-26) Después
de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.
2 Y
halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia
con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los
judíos saliesen de Roma. Fue a ellos,
3 y
como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el
oficio de ellos era hacer tiendas.
24
Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón
elocuente, poderoso en las Escrituras.
25 Este
había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso,
hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente
conocía el bautismo de Juan.
26 Y
comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila
y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.
- (Ro
16:3-5) Saludad
a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús,
4 que
expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también
todas las iglesias de los gentiles.
5
Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es
el primer fruto de Acaya para Cristo.
- (1
Co 16:19) Las
iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en
su casa, os saludan mucho en el Señor.
- (2
Ti 4:19) Saluda
a Priscila y a Aquila,
y a la casa de Onesíforo.
También hay otras menciones a mujeres como compañeras y amigas de Pablo. En la
epístola a los Romanos, capítulo dieciséis, se menciona a Febe, una diaconisa
en la iglesia de Cencrea, y también María, Trifena, Trifosa, Pérsida y otras.
Muchas personas más son mencionadas también en otras cartas:
- (Ro
16:1,2) Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de
la iglesia en Cencrea;
2 que
la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en
cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y
a mí mismo.
- (Ro
16:6) Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros.
- (Ro
16:12,13, 15) Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el
Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor.
13
Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.
15
Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los
santos que están con ellos.
- (Fil
4:2,3) Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el
Señor.
3
Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que
combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y
los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
-
(Filemón 1:1,2) Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo,
al amado Filemón, colaborador nuestro,
2 y a
la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la
iglesia que está en tu casa.
Otros versículos.
En la Biblia podemos encontrar muchos versículos que nos muestran que la mujer
era activa en la iglesia sirviendo a los propósitos de Dios y difundiendo el
evangelio. Una de ellas fue la mujer samaritana, que hablara con Jesús, y por
medio de quien muchos creyeron en Él. De esa manera ella llegó a ser una
evangelista y guió a otros a la salvación.
En el Salmo 68, versículo 11, se mencionan mujeres que proclamaron la
Palabra; y en el Nuevo Testamento que Timoteo probablemente había oído el
evangelio de su madre y de su abuela; se relata cómo los apóstoles tuvieron
a sus esposas con ellos, y volviendo al Antiguo Testamento, hallamos mujeres
sirviendo a la entrada de la Tabernáculo de reunión:
-
(Juan 4:28-30, 39-42) Entonces
la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
29 Venid,
ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
30
Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
39 Y
muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de
la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
40
Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos;
y se quedó allí dos días.
41 Y
creyeron muchos más por la palabra de él,
42 y
decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros
mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo,
el Cristo.
-
(Hch 8:3,4) Y
Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a
mujeres, y los entregaba en la cárcel.
4 Pero
los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
- (1
Co 9:5) ¿No
tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los
otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
- (2
Ti 1:2-5) A
Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo
nuestro Señor.
3 Doy
gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que
sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;
4
deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;
5
trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó
primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti
también.
-
(Tit 2:3-5) Las
ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas
del vino, maestras del bien;
4 que
enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,
5 a ser
prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para
que la palabra de Dios no sea blasfemada
- (Ex
38:8) También
hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres
que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.
-
(Salmo 68:11) El
Señor daba palabra; había grande multitud de las que llevaban buenas
nuevas.
El Pastor de una congregación – ¿cuál es el modelo ideal? Podemos
ver en la Biblia que los roles de pastor, obispo y anciano generalmente
correspondían a hombres. Los apóstoles y los primeros diáconos en la iglesia
fueron hombres. En algunas cartas se mencionan cualidades que deben tener
tales personas. Se dice, por ejemplo, que deberían tener solamente una esposa:
- (1
Ti 3:1-7) Palabra
fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
2 Pero
es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer,
sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
3 no
dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino
amable, apacible, no avaro;
4 que
gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
5 (pues
el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
6 no un
neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
7
También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no
caiga en descrédito y en lazo del diablo.
-
(Tit 1:5-9) Por
esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y
establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;
6 el
que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes
que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.
7
Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de
Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso
de ganancias deshonestas,
8 sino
hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo,
9
retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda
exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
Mujeres como siervas de Dios. Finalmente,
permítanme analizar una cita sobre cómo las mujeres han actuado como siervas
de Dios. En movimientos como el Pentecostalismo y el Ejército de Salvación,
por ejemplo, las mujeres han jugado un rol importante en difundir el evangelio
en áreas donde los hombres no habrían sido suficientes. Del mismo modo, en
algunas congregaciones como en Corea, en la congregación de Yonggi Cho, la
mujer ha sido apuntalada como líder de células porque no había suficientes
hombres.
Así, las mujeres pueden tener talentos similares a los hombres, y ellas son
igualmente necesarias para hacer la obra del evangelio. Millones de personas
van a la eternidad sin siquiera conocer a Jesús. La siguiente nota se refiere
a este importante tema:
Helena Eerola fue una famosa y confiable profeta en el pasado. Liida Myyrä fue
una evangelista muy poderosa que en los últimos años de su vida trabajó entre
los inmigrantes de América. Sanni Hautakangas fue conocida más tarde con su
compañera de trabajo Irja Krook especialmente por su trabajo en Ostrobotnia y
Laponia. Mimi Tulimäki fue, en concordancia con su nombre (en español,
“Montaña de Fuego”), una apasionada evangelista. Ella trabajó principalmente
entre los Amigos de Pentecostés.
Debemos reconocer que el aporte de las mujeres evangelistas en la historia
del Movimiento Pentecostal de Finlandia ha sido muy notable. Brillaron como
estrellas luminosas en la noche de su tiempo. Ellas llegaron donde los hombres
no llegaron. Fueron aceptadas junto al hogar por las amas de casas, y a partir
de allí en el corazón de los jefes de familia. También Eino Heinonen las
menciona en la lista de oradores de su diario de viajero. (Ensio
Mustonen: Vuoritien kulkija, p. 71)
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Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)
Echa mano de la vida eterna
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