Capítulo 2 -
¿Cómo te puede afectar el pasado?
Las magulladuras del pasado en
el interior de uno pueden moldear la vida cotidiana. Pueden tener un gran
impacto en la forma en que la persona encara la vida y cómo se desenvuelve su
propia vida.
En este área generalmente hay tres causas o
influencias principales en las que el pasado ha hecho un fuerte impacto. Detrás
de cada caso casi siempre hay experiencias traumáticas y rechazo, especialmente
de gene importante. Esas áreas son:
1. La
falta del pleno conocimiento de la justicia por la fe y la gracia de Dios
2.
Inabilidad para perdonar a otros, sentido de amargura
3. Auto acusaciones
Muchas personas en el campo del
cuidado pastoral han observado que suelen producirse problemas específicamente
en estas tres áreas. Las siguientes citas, entre otras, se refieren al tema:
Leanne Payne: Existen tres grandes obstáculos en la
sanación personal de la vida emocional: La inabilidad para recibir perdón,
incapacidad para perdonar a los demás y la falta de aceptación a sí mismo. Nos
sobrepondremos a esos obstáculos arrepintiéndonos totalmente, recibiendo
perdón, y deseando librarnos del diablo y todas sus obras.(2)
David A. Seamands: Años atrás llegué a la conclusión de
que, los problemas de la vida emocional de los cristianos convertidos en los
avivamientos, tienen mayormente dos causas: no ser capaces de entender, recibir
y vivir la gracia y el perdón incondicional de Dios, y la incapacidad para
mostrar ese amor absoluto, la gracia y el perdón a otras personas. (3)
Sven Reichmann: Arriba hablábamos de cómo el pecado
puede tener profundas raíces en nuestras vidas. La amargura y el juzgarnos a
nosotros mismos son dos típicas raíces de pecado. Podemos ver ambas en el
hermano del hijo pródigo. Es común que estas dos raíces estén casi siempre
juntas. La amargura produce rebelión y odio contra lo circundante. Juzgarse a
sí mismo produce las mismas emociones contra la propia persona.(4)
Así, cuando estas tres áreas -la
relación con Dios, resentimiento contra el prójimo, y actitudes erradas para
con uno mismo- afloran, hay motivo para considerar cada una separadamente.
Debieran ser estudiadas de tal modo que no tengamos una visión distoriconada de
ninguna de ellas.
1. LA RELACIÓN CON DIOS. En primer lugar, cuando alguien se vuelve a Dios, el pasado traumático
puede causarle problemas para creer en el amor de Dios hacia él; puede creer
que Dios ama a otras personas, pero no a él. Porque cuando siente que no obtuvo
la aprobación de sus padres, o que ella estaba condicionada y dependía de su
conducta, puede pensar que Dios trata a las personas de la misma manera.
La visión de un Dios cruel y exigente a veces puede
conducir al así llamado legalismo. Esa situación incluye, entre otras cosas,
que alguien confiese su pecado una y otra vez de nuevo, sin comprender que al
creer en Cristo esos pecados ya han sido perdonados. También es posible que
alguno oiga constantemente una voz interior, impulsando y exigiendo que él o
ella haga aquellas cosas por medio de las cuales desea obtener aprobación,
”¿Por qué no testificas más, por qué no oras más? Dios no te aceptará si no
eres capaz de mejorar,” y así por el estilo.
El remedio para este tipo de condición legalista es
la gracia de Dios -perdón absoluto y gratuito por medio de Jesucristo.
Comprender y creer esto liberará ciertamente a la persona de esa condición.
Es interesante que en Kenia, por
ejemplo, cuando la gente que se convierte a Cristo no tiene esos problemas para
comprender la aprobación de Dios. El predicador finés Mauri Viksten pensó
que eso se debe a que en Kenia los niños tienen una relación más cercana con
sus padres. Cuando son llevados en brazos por sus padres, comienzan a
comprender que ellos los aprueban:
En
Finlandia, la mayoría de los que acuden a consejería pastoral, son personas que
no tienen algún pecado que confesar, solamente un sentimiento de angustia que
abarca todo lo que les rodea, y la sensación de no hacer ninguna buena obra.
Las demandas y exigencias a sí mismos solo causan más miseria. Es interesante
notar que en la zona rural de Kenia casi no hay necesidad de cuidado pastoral.
La razón no puede ser una mayor enseñanza de la Biblia, porque la enseñanza
está muy poco desarrollada en muchas áreas rurales de África, que es donde
están las mayores iglesias del país.
Cuando buscaba una respuesta a
este extraño fenómeno, observé a las madres africanas que siempre cargaban a
sus niños con ellas. Al trabajar en el campo siguen sobre sus espaldas. Los niños
adquiere un sentimiento de seguridad y aceptación. Cuando crecen y se
convierten a Dios, les resulta fácil creer que Dios también los aceptará. (5)
2.
AMARGURA. Cuando alguien ha pasado por experiencias dolorosas y
recibido rechazo de ciertas personas cercanas a él, la segunda consecuencia generalmente
es amargura y odio: resentimientos, rencores y acusaciones contra los que le
hicieron daño. Alguien así puede pasarse enpollando cosas que sucedieron en el
pasado y tienen que ver con el pasado.
El mayor problema con la amargura es
que la persona no se da cuenta o no admite el hecho de que es un pecado.
Podemos llegar a pensar que, después de haber sido tratados tan mal, tenemos el
derecho de estar amargados. Pero, tener ese rencor es precisamente lo que nos
impide ser libres. Si tan sólo aprendemos a perdonar, seríamos libres no sólo
del pasado, sino también de otras cosas. Sven Reichmann hace un comentario al
respecto:
Un
corazón manso y paciente está libre de toda amargura, y un corazón así es,
según Salomón, la vida de todo el cuerpo. Porque la amargura hace brotar en
nuestras vidas una increíble cantidad de enfermedades, sufrimientos y miserias
como resultado. Cuando se quita ese gérmen, la persona se librará de muchos
pecados, todos esos que desde hacía mucho tiempo ya no esperaba poder librarse.
(6)
Un aspecto de la amargura es que
puede ser transmitida como odio y desconfianza hacia los otros, esas personas
que nos han lastimado. Esto puede suceder, por ejemplo, en el matrimonio.
La mujer que tuvo una mala relación con su padre puede
transferir esos sentimientos negativos a su futuro esposo (el hombre puede
hacer algo similar como resultado de una relación difícil con su madre).
Quizás ella no desee conscientemente ponerse en contra de su esposo, pero
quizás en lo profundo sienta desconfianza de su marido, porque su padre no se
ocupó de ella. Además, si la mujer sufrió abuso sexual o incesto en su
infancia, el abismo puede ser incluso más profundo. Puede impedirles el
desarrollo de una buena vida sexual con sus esposos, pudiendo incluso llegar a
extinguir el deseo sexual. Tanto puede influir negativamente el pasado en una
relación.
Sin embargo, para situaciones así hay esperanza, y
la esperanza es el perdón. Cuando alguien se da cuenta de sus odios, de las
raíces que tiene, y quiere perdonar, el pasado no puede inquietarlo de la misma
manera. La persona deberá deponer toda acusación contra su padre y su madre -y
también contra su cónyuge- para que el matrimonio funcione.
3. JUZGARSE A UNO MISMO. La
tercera consecuencia por haber sido tratado mal en el pasado y no haber sido
aceptado como eres en persona, es comenzar a despreciarse a uno mismo. Podemos
empezar a acusarnos y menospreciarnos, lo cual significa que el odio se va
dirigiendo en contra de nosotros mismos. Acusaciones tales como, ”no eres
nada,” ”nadie te quiere -ni Dios,” ”¿quién te has creído que eres?” o ”¡no
mereces vivir!” y otras similares suelen ser bastante comunes. Si alguien no
fue aceptado, le resulta muy difícil aceptarse a sí mismo, y eso puede
expresarse en acusaciones a sí mismo, como las mencionadas arriba.
Algunos eruditos hablan de la auto imagen -la imagen que cada uno de
nosotros tiene de sí mismo. Se afirma que nuestra auto imagen influye muy
directamente en nuestra conducta y pensamientos. Así, si tenemos una imagen
positiva de nosotros mismos, que se pudo formar mediante la recepción de
comentarios positivos, nos resulta fácil llevarnos bien con nosotros mismos y
con los demás. Pero si tenemos una auto imagen negativa, elaborada en base a
malos conceptos, será mucho más difícil. Es lamentable que a menudo estemos
aprisionados por una imagen negativa que se formó más por antiguas malas
experiencias, que por lo que experimentamos en el presente.
En todo caso, si después de ciertas experiencias
dolorosas se ha elaborado una imagen propia condenable y criticable, se pueden
producir diferentes consecuencias. Es posible que no sean otra cosa que el
resultado de no valorarnos a nosotros mismos. Algunas conductas usuales se
mencionan abajo.
- Nerviosismo con otras personas.
- Temor a lo que piensan los demás.
- Fastidio por la apariencia y el cuerpo de uno.
- Intento de compensar las deficiencias propias con éxitos y logros.
- Sentirse peor que los demás.
- Tenerse lástima a sí mismo.
- Pensamientos suicidas.
- Dificultades para creer que alguien nos pueda amar realmente.
- Temor por el futuro y expectativa de lo peor.
- Temor a la intimidad y a que las personas nos acepten tal cual somos.
- La adicción al trabajo puede ser una concecuencia por no aceptarnos a
nosotros mismos. Por ejemplo, el Pastor finés Kalevi Lehtinen contó cómo él
tuvo que darse cuenta y tener su propia lucha al respecto:
Conduciendo
de regreso a casa Kalevi se dio cuenta de que no estaba del todo molesto con la
idea del cáncer. Para su sorpresa, sintió una rara sensación de alivio con
respeco al cáncer. Sería una muy buena manera de librarse de todo,
especialmente de la fatiga y el constante sentimiento de incapacidad, pensó.
Hablando de esos tiempos con
Kalevi, uno comprende cuántas cosas le pasaron después.
Él se dio cuenta de que el odio contra sí
mismo estaba claramente relacionado con su ritmo de trabajo. Este odio había
sido su pecado y tentación aún desde la infancia.
Hoy en día, luego de superar sus propias
experiencias, Kalevi cree que la adicción al trabajo viene del odio a uno
mismo.
El hombre procura destruirse a sí mismo
mediante el trabajo, y al mismo tiempo obtener aprobación: de uno mismo y de
los demás.
Tener odio contra uno mismo no tiene
límites, por eso está tan ligado a la muerte. Es la causa de la muerte de
muchas personas. Kalevi halló su límite hace siete años, cuando se dio cuenta
de que estaba más que dispuesto a morir de cáncer.
Él realmente se odiaba a sí mismo, a pesar
de que su imagen pública no presentaba indicaciones ni señales de ello. Se
despreciaba a sí mismo por su interminable depresión y tristeza, que trataba
-en vano- de ahogar en una exagerada cantidad de trabajo. Sin embargo, todo eso
sólo aumentaba su angustia y le producía dolores estomacales.
Kalevi mismo se dio cuenta de su
condición. Sabía que estaba cargando el peso de la culpa y la verguenza de su
temprana infancia. Había percibido también una profunda tendencia hacia la auto
destrucción, que anteriormente le hizo desear la muerte para acabar con el
sufrimiento interior. (7)
- Los desequilibrios en la
alimentación pueden ser una señal de no aceptarse a sí mismo. Comer demasiado
puede ser un signo de búsqueda de amor y aceptación, y de sentimientos de
invalidez.
Algo similar sucede con la anorexia nerviosa, que se da
mayormente en chicas adolescentes. Es un síntoma parecido. En este caso, la
imagen de uno mismo está tan distorcionada, que alguien con anorexia es capaz
de mirarse al espejo y verse demasiado gordo, aunque esté como un esqueleto. A
menudo esto puede ser el resultado de comentarios negativos como, ”estás muy
gordo.” Esto puede llevar a la pérdida excesiva de peso:
Me
diagnosticaron anorexia nerviosa justo cuando había cumplido 14 años. Comencé
una dieta. Era muy gorda: pesaba 60 kilos (132 libras) y medía 153 cm. (5.2
pies). Los muchachos me molestaban llamándome gordi...
Estaba
en 8° grado de la escuela primaria, cuando la enfermera pública observó que yo
tenía unos kilos de más. Lo tomé como una ofensa.
Fue el último empujón hacia la anorexia
nerviosa.
Inmediatamente comencé una dieta y decidí
que nunca más alguien iría a poder decirme otra vez algo parecido. En mi
opinión, yo tenía un cuerpo fornido, pero otros pensaban distinto. (…)
Seguí pensando que nadie me aceptaba. Si no
te valoras a ti mismo, es difícil creer que otra persona podría hacerlo. No
permití que nadie se me acercara. Escuchaba las conversaciones de mis
amistades, pero no me abría a ellos. (…)
Parecía que mi único valor dependía de las
notas que obtenía en la escuela. No quería enorgullecerme de mis
calificaciones, pero si no me iba bien, me parecía que todo se desmoronaba.
Después de un exámen siempre me ponía a llorar por temor a que me hubiese ido
mal. La auto crítica era dura. (…)
Posiblemente una razón de mi enfermedad era
que soy sensible. La sensibilidad suele manifestarse como anorexia.” (8)
- Fuerte tendencia a escaparse a
mundos imaginarios y a la deshonestidad.
- El alcohol u otras drogas
también pueden ser medios para huir. A través de estos uno puede tratar de
librarse de sentimientos de indignidad, inseguridad e incertidumbre, por lo
menos unos momentos. El siguiente texto, escrito por una mujer, es un ejemplo
honesto de ello:
La
respuesta del hombre fue como un eco de la desesperación de Job, ” ¡Simplemente,
yo no me quiero a mí mismo; no hay nada bueno en mí!” La
mayoría de los alcohólicos y adictos a las drogas sienten lo mismo. Usan
alcohol y drogas para ser capaces de vivir consigo mismos. No es por la
sociedad, la congregación, o los padres que han caído tan bajo -es solamente
por ellos mismos. (9)
- La homosexualidad ambién puede
ser el resultado de no aceptarse a sí mismo y de algunas marcantes experiencias
vividas.