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Textos de Jari Iivanainen
LIBÉRATE DE TU PASADO!





Echa mano de la vida eterna
(1 Ti 6:12)
















Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)






 

Capítulo 2 -

¿Cómo te puede afectar el pasado?

 

 

 

Las magulladuras del pasado en el interior de uno pueden moldear la vida cotidiana. Pueden tener un gran impacto en la forma en que la persona encara la vida y cómo se desenvuelve su propia vida.

   En este área generalmente hay tres causas o influencias principales en las que el pasado ha hecho un fuerte impacto. Detrás de cada caso casi siempre hay experiencias traumáticas y rechazo, especialmente de gene importante. Esas áreas son:

 

1. La falta del pleno conocimiento de la justicia por la fe y la gracia de Dios

2. Inabilidad para perdonar a otros, sentido de amargura

3.  Auto acusaciones

 

Muchas personas en el campo del cuidado pastoral han observado que suelen producirse problemas específicamente en estas tres áreas. Las siguientes citas, entre otras, se refieren al tema:

 

Leanne Payne: Existen tres grandes obstáculos en la sanación personal de la vida emocional: La inabilidad para recibir perdón, incapacidad para perdonar a los demás y la falta de aceptación a sí mismo. Nos sobrepondremos a esos obstáculos arrepintiéndonos totalmente, recibiendo perdón, y deseando librarnos del diablo y todas sus obras.(2)

 

David A. Seamands: Años atrás llegué a la conclusión de que, los problemas de la vida emocional de los cristianos convertidos en los avivamientos, tienen mayormente dos causas: no ser capaces de entender, recibir y vivir la gracia y el perdón incondicional de Dios, y la incapacidad para mostrar ese amor absoluto, la gracia y el perdón a otras personas. (3)

 

Sven Reichmann: Arriba hablábamos de cómo el pecado puede tener profundas raíces en nuestras vidas. La amargura y el juzgarnos a nosotros mismos son dos típicas raíces de pecado. Podemos ver ambas en el hermano del hijo pródigo. Es común que estas dos raíces estén casi siempre juntas. La amargura produce rebelión y odio contra lo circundante. Juzgarse a sí mismo produce las mismas emociones contra la propia persona.(4)

 

Así, cuando estas tres áreas -la relación con Dios, resentimiento contra el prójimo, y actitudes erradas para con uno mismo- afloran, hay motivo para considerar cada una separadamente. Debieran ser estudiadas de tal modo que no tengamos una visión distoriconada de ninguna de ellas.

 

1. LA RELACIÓN CON DIOS. En primer lugar, cuando alguien se vuelve a Dios, el pasado traumático puede causarle problemas para creer en el amor de Dios hacia él; puede creer que Dios ama a otras personas, pero no a él. Porque cuando siente que no obtuvo la aprobación de sus padres, o que ella estaba condicionada y dependía de su conducta, puede pensar que Dios trata a las personas de la misma manera.

   La visión de un Dios cruel y exigente a veces puede conducir al así llamado legalismo. Esa situación incluye, entre otras cosas, que alguien confiese su pecado una y otra vez de nuevo, sin comprender que al creer en Cristo esos pecados ya han sido perdonados. También es posible que alguno oiga constantemente una voz interior, impulsando y exigiendo que él o ella haga aquellas cosas por medio de las cuales desea obtener aprobación, ”¿Por qué no testificas más, por qué no oras más? Dios no te aceptará si no eres capaz de mejorar,” y así por el estilo.

   El remedio para este tipo de condición legalista es la gracia de Dios -perdón absoluto y gratuito por medio de Jesucristo. Comprender y creer esto liberará ciertamente a la persona de esa condición.

    Es interesante que en Kenia, por ejemplo, cuando la gente que se convierte a Cristo no tiene esos problemas para comprender la aprobación de Dios. El predicador finés Mauri Viksten pensó que eso se debe a que en Kenia los niños tienen una relación más cercana con sus padres. Cuando son llevados en brazos por sus padres, comienzan a comprender que ellos los aprueban:

 

En Finlandia, la mayoría de los que acuden a consejería pastoral, son personas que no tienen algún pecado que confesar, solamente un sentimiento de angustia que abarca todo lo que les rodea, y la sensación de no hacer ninguna buena obra. Las demandas y exigencias a sí mismos solo causan más miseria. Es interesante notar que en la zona rural de Kenia casi no hay necesidad de cuidado pastoral. La razón no puede ser una mayor enseñanza de la Biblia, porque la enseñanza está muy poco desarrollada en muchas áreas rurales de África, que es donde están las mayores iglesias del país.

    Cuando buscaba una respuesta a este extraño fenómeno, observé a las madres africanas que siempre cargaban a sus niños con ellas. Al trabajar en el campo siguen sobre sus espaldas. Los niños adquiere un sentimiento de seguridad y aceptación. Cuando crecen y se convierten a Dios, les resulta fácil creer que Dios también los aceptará. (5)

 

2. AMARGURA. Cuando alguien ha pasado por experiencias dolorosas y recibido rechazo de ciertas personas cercanas a él, la segunda consecuencia generalmente es amargura y odio: resentimientos, rencores y acusaciones contra los que le hicieron daño. Alguien así puede pasarse enpollando cosas que sucedieron en el pasado y tienen que ver con el pasado.

    El mayor problema con la amargura es que la persona no se da cuenta o no admite el hecho de que es un pecado. Podemos llegar a pensar que, después de haber sido tratados tan mal, tenemos el derecho de estar amargados. Pero, tener ese rencor es precisamente lo que nos impide ser libres. Si tan sólo aprendemos a perdonar, seríamos libres no sólo del pasado, sino también de otras cosas. Sven Reichmann hace un comentario al respecto:

 

Un corazón manso y paciente está libre de toda amargura, y un corazón así es, según Salomón, la vida de todo el cuerpo. Porque la amargura hace brotar en nuestras vidas una increíble cantidad de enfermedades, sufrimientos y miserias como resultado. Cuando se quita ese gérmen, la persona se librará de muchos pecados, todos esos que desde hacía mucho tiempo ya no esperaba poder librarse. (6)

 

Un aspecto de la amargura es que puede ser transmitida como odio y desconfianza hacia los otros, esas personas que nos han lastimado. Esto puede suceder, por ejemplo, en el matrimonio.

   La mujer que tuvo una mala relación con su padre puede transferir esos sentimientos negativos a su futuro esposo (el hombre puede hacer algo similar como resultado de una relación difícil con su madre). Quizás ella no desee conscientemente ponerse en contra de su esposo, pero quizás en lo profundo sienta desconfianza de su marido, porque su padre no se ocupó de ella. Además, si la mujer sufrió abuso sexual o incesto en su infancia, el abismo puede ser incluso más profundo. Puede impedirles el desarrollo de una buena vida sexual con sus esposos, pudiendo incluso llegar a extinguir el deseo sexual. Tanto puede influir negativamente el pasado en una relación.

   Sin embargo, para situaciones así hay esperanza, y la esperanza es el perdón. Cuando alguien se da cuenta de sus odios, de las raíces que tiene, y quiere perdonar, el pasado no puede inquietarlo de la misma manera. La persona deberá deponer toda acusación contra su padre y su madre -y también contra su cónyuge- para que el matrimonio funcione.

 

3. JUZGARSE A UNO MISMO. La tercera consecuencia por haber sido tratado mal en el pasado y no haber sido aceptado como eres en persona, es comenzar a despreciarse a uno mismo. Podemos empezar a acusarnos y menospreciarnos, lo cual significa que el odio se va dirigiendo en contra de nosotros mismos. Acusaciones tales como, ”no eres nada,” ”nadie te quiere -ni Dios,” ”¿quién te has creído que eres?” o ”¡no mereces vivir!” y otras similares suelen ser bastante comunes. Si alguien no fue aceptado, le resulta muy difícil aceptarse a sí mismo, y eso puede expresarse en acusaciones a sí mismo, como las mencionadas arriba.

   Algunos eruditos hablan de la auto imagen -la imagen que cada uno de nosotros tiene de sí mismo. Se afirma que nuestra auto imagen influye muy directamente en nuestra conducta y pensamientos. Así, si tenemos una imagen positiva de nosotros mismos, que se pudo formar mediante la recepción de comentarios positivos, nos resulta fácil llevarnos bien con nosotros mismos y con los demás. Pero si tenemos una auto imagen negativa, elaborada en base a malos conceptos, será mucho más difícil. Es lamentable que a menudo estemos aprisionados por una imagen negativa que se formó más por antiguas malas experiencias, que por lo que experimentamos en el presente.

   En todo caso, si después de ciertas experiencias dolorosas se ha elaborado una imagen propia condenable y criticable, se pueden producir diferentes consecuencias. Es posible que no sean otra cosa que el resultado de no valorarnos a nosotros mismos. Algunas conductas usuales se mencionan abajo.

 

-  Nerviosismo con otras personas.

-  Temor a lo que piensan los demás.

-  Fastidio por la apariencia y el cuerpo de uno.

-  Intento de compensar las deficiencias propias con éxitos y logros.

-  Sentirse peor que los demás.

-  Tenerse lástima a sí mismo.

-  Pensamientos suicidas.

-  Dificultades para creer que alguien nos pueda amar realmente.

-  Temor por el futuro y expectativa de lo peor.

-  Temor a la intimidad y a que las personas nos acepten tal cual somos.

- La adicción al trabajo puede ser una concecuencia por no aceptarnos a nosotros mismos. Por ejemplo, el Pastor finés Kalevi Lehtinen contó cómo él tuvo que darse cuenta y tener su propia lucha al respecto:

 

Conduciendo de regreso a casa Kalevi se dio cuenta de que no estaba del todo molesto con la idea del cáncer. Para su sorpresa, sintió una rara sensación de alivio con respeco al cáncer. Sería una muy buena manera de librarse de todo, especialmente de la fatiga y el constante sentimiento de incapacidad, pensó.

   Hablando de esos tiempos con Kalevi, uno comprende cuántas cosas le pasaron después.

   Él se dio cuenta de que el odio contra sí mismo estaba claramente relacionado con su ritmo de trabajo. Este odio había sido su pecado y tentación aún desde la infancia.

   Hoy en día, luego de superar sus propias experiencias, Kalevi cree que la adicción al trabajo viene del odio a uno mismo.

   El hombre procura destruirse a sí mismo mediante el trabajo, y al mismo tiempo obtener aprobación: de uno mismo y de los demás.

   Tener odio contra uno mismo no tiene límites, por eso está tan ligado a la muerte. Es la causa de la muerte de muchas personas. Kalevi halló su límite hace siete años, cuando se dio cuenta de que estaba más que dispuesto a morir de cáncer.

   Él realmente se odiaba a sí mismo, a pesar de que su imagen pública no presentaba indicaciones ni señales de ello. Se despreciaba a sí mismo por su interminable depresión y tristeza, que trataba -en vano- de ahogar en una exagerada cantidad de trabajo. Sin embargo, todo eso sólo aumentaba su angustia y le producía dolores estomacales.

   Kalevi mismo se dio cuenta de su condición. Sabía que estaba cargando el peso de la culpa y la verguenza de su temprana infancia. Había percibido también una profunda tendencia hacia la auto destrucción, que anteriormente le hizo desear la muerte para acabar con el sufrimiento interior. (7)

 

- Los desequilibrios en la alimentación pueden ser una señal de no aceptarse a sí mismo. Comer demasiado puede ser un signo de búsqueda de amor y aceptación, y de sentimientos de invalidez.

   Algo similar sucede con la anorexia nerviosa, que se da mayormente en chicas adolescentes. Es un síntoma parecido. En este caso, la imagen de uno mismo está tan distorcionada, que alguien con anorexia es capaz de mirarse al espejo y verse demasiado gordo, aunque esté como un esqueleto. A menudo esto puede ser el resultado de comentarios negativos como, ”estás muy gordo.” Esto puede llevar a la pérdida excesiva de peso:

 

Me diagnosticaron anorexia nerviosa justo cuando había cumplido 14 años. Comencé una dieta. Era muy gorda: pesaba 60 kilos (132 libras) y medía 153 cm. (5.2 pies). Los muchachos me molestaban llamándome gordi...

  

Estaba en 8° grado de la escuela primaria, cuando la enfermera pública observó que yo tenía unos kilos de más. Lo tomé como una ofensa.

   Fue el último empujón hacia la anorexia nerviosa.

   Inmediatamente comencé una dieta y decidí que nunca más alguien iría a poder decirme otra vez algo parecido. En mi opinión, yo tenía un cuerpo fornido, pero otros pensaban distinto. (…)

   Seguí pensando que nadie me aceptaba. Si no te valoras a ti mismo, es difícil creer que otra persona podría hacerlo. No permití que nadie se me acercara. Escuchaba las conversaciones de mis amistades, pero no me abría a ellos. (…)

   Parecía que mi único valor dependía de las notas que obtenía en la escuela. No quería enorgullecerme de mis calificaciones, pero si no me iba bien, me parecía que todo se desmoronaba. Después de un exámen siempre me ponía a llorar por temor a que me hubiese ido mal. La auto crítica era dura. (…)

   Posiblemente una razón de mi enfermedad era que soy sensible. La sensibilidad suele manifestarse como anorexia.” (8)

 

- Fuerte tendencia a escaparse a mundos imaginarios y a la deshonestidad.

- El alcohol u otras drogas también pueden ser medios para huir. A través de estos uno puede tratar de librarse de sentimientos de indignidad, inseguridad e incertidumbre, por lo menos unos momentos. El siguiente texto, escrito por una mujer, es un ejemplo honesto de ello:

 

La respuesta del hombre fue como un eco de la desesperación de Job, ” ¡Simplemente, yo no me quiero a mí mismo; no hay nada bueno en mí!” La mayoría de los alcohólicos y adictos a las drogas sienten lo mismo. Usan alcohol y drogas para ser capaces de vivir consigo mismos. No es por la sociedad, la congregación, o los padres que han caído tan bajo -es solamente por ellos mismos. (9)

 

- La homosexualidad ambién puede ser el resultado de no aceptarse a sí mismo y de algunas marcantes experiencias vividas.

 

 

 

 

 

Jari Iivanainen

 

 




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