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Textos de Jari Iivanainen
LIBÉRATE DE TU PASADO!





Echa mano de la vida eterna
(1 Ti 6:12)
















Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)






 

CAPÍTULO 3 -

¡Deja de acusar a otros!

 

 

 

Si nos han tratado mal en el pasado, no tenemos que sufrir por eso. Podemos ser liberados, si le entregamos nuestra vida a Dios y a Cristo. Entonces se puede sanar nuestra vida emocional, de modo tal que las experiencias antiguas y malas no nos malesten más.

   Sin embargo, esto requiere que tomemos una decisión: tenemos que tener el deseo de perdonar y dejar de acusar a otros. Ante Dios no sólo somos víctimas, sino también culpables. Por ello, no podemos justificar nuestra amargura y otros pecados aludiendo que fuimos tratados mal, porque nuestra actitud estaría tan mal como los actos de los que nos hicieron daño a nosotros.

  Por eso, ¡perdona y deja de lado todas las acusaciones a otros, para que tu vida emocional pueda ser sanada!

 

¿POR QUÉ DEBERÍA PERDONAR? Si buscamos razones valederas para dejar de acusar a otros, perdonar y tener misericordia de los demás, podemos mencionar por lo menos tres razones importantes. Con certeza, también hay otras, pero estas son las más importantes:

 

No perdonar puede privarnos del perdón de Dios. La razón más importante para perdonar es que esa es la voluntad de Dios y es justo. Dios quiere que perdonemos a los demás, y que no guardemos rencores. Jesús quiere que perdonemos. En la oración del Señor Jesús nos enseñó que el perdón también es un requisito previo para que Dios nos perdone nuestros pecados. Si nos rehusamos a perdonar a los demás, Dios no nos perdonará a nosotros:

 

- (Mt 6:12)  Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

 

- (Mt 6:14-15) Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;

15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

 

- (Mt 18:32-35) Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.

33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?

34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.

35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

 

Convirtiéndote en un miserable

 

- (1 Co 13:4-5) El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor

 

Otra razón para perdonar es simplemente que nos convertimos en miserables al no perdonar. Si siempre estamos mal humorados, amargados, y enojados, y recordando todas las ofensas, nos convertiremos a nosotros mismos en unos pobres miserables.

   Sin embargo, la paz no se alcanza nombrando una lista de pecados o quejándose de los males que hay en el mundo. Eso solamente hace que uno sea más miserable y se deprima más todavía. Al hacer esto no se toma en cuenta que vivimos en un mundo caído, y la confusión será aún mayor a medida que se acerque el fin. Por lo tanto, pon tu atención en Jesús -no en gente imperfecta. Y síguelo a Él:

 

- (Jn 21:21-22) Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?

22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.

 

Sanación y perdón. Una razón para perdonar es que no perdonar puede impedir la curación. Si alguien tiene una raiz de amargura oculta en su corazón que no ha sido confesada a Dios, la sanación puede demorarse. (Esto no quiere decir que sea la causa subyacente en todos los casos; no queremos generalizar en abosluto).

   Obviamente, esto también es válido para las enfermedades mentales: muy a menudo las causas subyacentes de las enfermedades mentales son profundas experiencias traumáticas producidas por otras personas. También en este caso el perdón puede llevar a la curación y liberación. A continuación se citan unas pocas frases de distintos aurtores sobre este tema. Estos ejemplos ilustran bien la importancia del perón:

 

David A. Seamands: Cuando era niño tuve asma.La enfermedad empeoró en mi juventud, de modo que el primer año en el colegio fue tan difícil, que no pude hacer los exámenes que se hacen en la primavera. Oraba contínuamente por salud, y otros también oraban, hasta fui ungido con aceite una vez y pusieron sus manos sobre mí. Esas oraciones no fueron respondidas.

   Año después, temprano en la mañana, en medio de una frase del devocionario, Dios me mostró mis recuerdos necesitando salud.  Quería decirme que debía perdonar a alguien a un nivel más profundo, como no lo había hecho nunca antes. Durante los próximos días tenía que examinar mi corazón y orar. No pedí por mi asma en absoluto. Simplemente dejé que el Espíritu quite todos los rencores y malos recuerdos. Es difícil de creer, pero ¡desde ese día no he tenido asma!

Así, se habían hecho muchas oraciones por mi asma, pero yo no estaba listo para recibir la respuesta de Dios, antes de que mi profundo problema fuese resuelto. Esto es algo que vale para muchas áreas de la vida, para las cuales nuestras oraciones no son contestas. (10)

 

Nicky Cruz: ¿Hay esperanza para las víctimas inocentes?

   Déjame compartir lo que sucedió con una joven muchacha, Sharon, que vino al centro en busca de ayuda. Cuando llegó, se notaba que tenía una nube negra de culpa y verguenza encima de sí.

   Vino con el celador de la escuela, quien la presentó a nuestro personal. Yo percibí una gran falta de confianza. Era casi imposible mantener contacto ocular con ella.

   Todos nos sentamos y tratamos de aliviar la tensión de Sharon. Cuando me miró, se la veía muy afligida, con los ojos hundidos de tanto llorar.

   ”Odio a mi padre,” dijo con rabia.

   Inmediatamente supe que Sharon había sido víctima de incesto. Sentí un dolor en mi corazón, como si me hubiesen clavado un cuchillo.

   He visto demasiadas jóvenes bonitas como ella destruidas desde adentro por ”la mala conducta de sus padres.” Oramos por ella y pedimos a Dios un milagro. Nada menos hubiese sido sufieciente.

   Durante muchos días intentamos ganarnos la confianza de Sharon. Una noche, finalmente el Espíritu Santo logró la transformación. Sharon oró pidiéndole a Jesús que viniera a su corazón, y entonces empezó a llorar incontroladamente. En ese instante, ese rostro que solía estar lleno de verguenza comenzó a irradiar el gozo y la paz de Cristo. Cuando ella dijo, ”¡ahora amo a mi padre!” supimos que el milagro pedido en oración había sucedido.

   El perdón es la única manera de ser comppletamente sanado de este tipo de heridas emocionales.

   Inmediatamente después de que Sharon recibiera el amor de Cristo, en su interior se produjo amor. Y de ese amor provino el perdón.

   He visto que las víctimas de incesto pueden estar amargamente resentidos contra quienes abusaron de ellos. No se podrán sanar antes de que el genuino perdón reemplce al resentimiento. (11)

 

Neil T. Anderson: Conicí a Daisy justo después de haberme graduado y cuando trabajaba como estudiante para una iglesia muy grande. (…)

   Pero, cuando el líder del grupo oyó que Daisy había estado en una institución psiquiátrica tres veces en un período de cinco años por paranoia y esquizofrenia, sintió que era completamente incapacaz de ayudarla. Me pregntó si yo podía ver a Daisy. A pesar de no haber tenido ningún entrenamiento como consejero pastoral, acepté hablarle a Daisy. (…)

   Comenzamos a reunirnos cada semana. Yo suponía que sus problemas eran el resultado de sus faltas morales, o que podría haber estado involucrada en prácticas ocultistas. Ella nunca había leído un libro al respecto. Yo empezaba a rascarme la cabeza, al no ser capaz de hallar la causa de su claro y grave conflicto espiritual.

   Entonces, un día nos pusimos a havlar sobre su familia. (…)

   ”Hablemos de tu padre.” Sugerí.

   ”No quiero hablar de mi padre,” dijo Daisy. ”Si hablas sobre él, me voy. ”

   ”Espera un minuto, Daisy. Si no hablas sobre tu padre aquí, ¿dónde lo harías?” (…)

   Daisy empezó a encarar sus emociones irresueltas con su padre, y a trabajar en el perdón. Esa era la raiz de sus problemas. En unos pocos meses esta joven mujer con quien los psicólogos habían perdido toda esperanza, mostró grandes progresos y comenzó a trabajar con los niños en nuestra iglesia. (12)

 

¿CÓMO DEJAR DE LADO LAS ACUSACIONES? Si queremos dejar de hacer acusaciones, es decir, perdonar, podemos hacerlo. Para ello vale la pena observar los siguientes puntos:

 

Una decisión, no un sentimiento. En primer lugar, siempre es una decisión, no un sentimiento. No neceistamos esperar ningún sentimiento especial de amor; podemos elegir perdonar inmediatamente. Los sentimientos pueden seguir más tarde, pero no son necesarios. En Mateo 18 se le llama a una persona siervo malvado, porque no quería perdonar. No fue porque le faltaban sentimientos positivos, sino por no querer obrar en forma correcta:

 

- (Mt 18:29-33) Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.

32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.

33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?

 

¡Espera un milagro! Lograr por nosotros mismos que dejemos de hacer acusaciones puede ser muy difícil, hasta imposible. Las acusaciones emergen una y otra vez y contínuamente revolvemos el mismo tema.

   Sin embargo, si estás así, la gracia de Dios te ayudará. Dios puede hacer lo que es imposible para nosotros. Debemos volvernos a Él y esperar un milagro, esperar que Él quite los pensamientos acusatorios de nuestra mente. Los siguientes ejemplos prácticos describen esto muy bie:

 

¿Estás amargado? ¿No puedes perdonar las cosas malas que te han hecho? Deja que Cristo llene tu corazón con perdón. Hazlo tuyo mediante la fe y actúa de acuerdo a ello.

   El ya fallecido hermano Magnusson contó sobre cierto maestro que, a pesar de su cristianismo, perdió su paciencia con sus indisciplinados alumnos. Sin embargo, como hubiera querido irradiar pura luz a sus alumnos, luch aba en oración para superar su debilidad. Cierta vez estaba perdiendo su paciencia nuevamente, y se dirigió a su Padre. Entonces se le hizo claro la amorosa verdad: Cristo es mi paciencia. Creyó esto, actuó en consecuencia, y obtuvo la victoria. Así es la vida recta que viene de Cristo por medio de la fe. Fil. 3:9. (13)

 

¡Busca la raíz!

 

- (He 12:15) Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.

 

El problema con la amargura es que a menudo no nos damos cuenta de ella ni la confesamos a Dios. Es posible que tengamos una actitud acusadora y que nos falte caridad aún sin que nos demos cuenta de ello. Podemos tener la misma actitud que el siervo malvado, que había dicho, ”págame lo que me debes.” (Mt.18:28).

   Así, en sus corazones los hijos pueden juzgar a sus padres, un esposo juzgar a su esposa y la esposa a su marido sin darse cuenta de que deben arrepentirse de eso. Esa clase de mentalidad exigente y desamorada es descrita en la carta a los Hebreos como una raíz de amargura; ciertamente, no produce ningún fruto bueno. Solamente si vemos la raíz de esta enfermedad y la confesamos a Dios como pecado, podemos ser liberados. El siguiente ejemplo describe bien cómo los actos condenatorios causados por la amargura pueden afectar la vida de alguien:

 

“De repente, mi corazón se llenó de gratitud por mi marido,” dijo ella. ”Lo más extraño es que yo siempre había pensado que mi marido estaba en falta. Estaba enojada porque él nunca se disculpaba o decía que sentía pena por haber hecho algo. Solamente ahora me doy cuenta que había interpretado mal todo. Yo era egoísta y exigente y necesita perdón.” (14)

 

¡Elige la gratitud! Es muy común volverse un amargado y comenzar a acusar a los demás cuando nos sucede algo ofensivo. En realidad elegimos amargarnos en lugar de ser agradecidos.

   Así, si alguien puede elegir amargarse, también es posible que tal persona tenga una actitud agradecida. Podemos optar por sentir gratitud en lugar de nuestras reacciones emocionales normales. Cuando nos surgiere algún pensamiento  de amargura y acusación, podemos luchar y sobreponernos con una actitud agradecida. Esto es ciertamente válido para los rechazos sufridos en el pasado, y también para las situaciones y problemas actuales. Todos podemos elegir ser agradecidos por los problemas del pasado y del presente, y empezar a bendecir a las personas en lugar de quejarnos constínuamente por sus faltas. En la Biblia se le da importancia a la gratitud, y a ella se refieren los siguientes textos:

 

- (1 Co 10:10) Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.

 

- (1 Ts 5:18) Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

 

- (Ef 5:20) Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

 

- (Sal 50:23) El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios.

 

- (Sal 118:24) Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él.

 

- (Col 2:6,7) Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;

7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

 

 

 

 

 

Jari Iivanainen

 

 




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