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Textos de Jari Iivanainen
¿Podemos confiar en el criticismo bíblico?






Echa mano de la vida eterna
(1 Ti 6:12)
















Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)






 

CAPÍTULO 7 -

La resurrección de Jesús

 

 

 

La resurrección de Jesús todavía es uno de los milagros que muchos investigadores encuentran imposible. Muchos piensan que jamás sucedió y que sólo es una historia elaborada por los discípulos. Sin embargo, si buscamos evidencia que respalde la resurrección, podemos encontrarla en gran cantidad. Veremos algunas a continuación:

 

La tumba vacía. Naturalmente, la primera evidencia es la tumba vacía, de la que podemos encontrar testimonio unánime en los cuatro Evangelios. Hasta los enemigos de Jesús la admitieron. En otras palabras, la tumba vacía era un hecho demasiado conocido como para ser cuestionado, pues además de los discípulos, los judíos y romanos conocían el lugar donde estaba la tumba.

   Además, otra pieza de evidencia muy sólida respaldando la tumba vacía es que los oponentes de Jesús trataron de sostener que los discípulos robaron Su cuerpo (Mt 28:11-15). Uno puede preguntarse por qué sostendrían eso si la tumba no hubiera estado vacía en realidad. Si la tumba no hubiese estado vacía, no habría razón para hacer esa acusación. Por lo tanto, la única razón lógica detrás de esa suposición es que la tumba estaba realmente vacía.

 

El sermón de Pedro. La existencia de la tumba vacía y el hecho de que era bien conocida también se comprueba con el sermón de Pedro, cuando habló sobre la resurrección de Jesús (Hch 2:22-36), y cuando unas 3,000 personas se convirtieron a Dios. Esto no puede explicarse de otra manera excepto que la gente sabía muy bien que la tumba de Jesús estaba vacía. Incluso un gran número de sacerdotes se convirtieron a la fe (Hch 6:7).

   Si la tumba no hubiera estado vacía, los oponentes podrían reclamar que el sermón sobre la resurrección era una mentira. No tendrían que haber hecho nada más que sacar el cuerpo de la tumba y mostrárselo a la gente, y el asunto se hubiera aclarado. Sin embargo, no pudieron hacer esto, lo que demuestra que no tenían el cuerpo, a pesar de que habían puesto una guardia frente a la tumba. (Mt.27:62-65).

 

Los lienzos de lino. Una pieza de evidencia respaldando la resurrección son los lienzos de lino que envolvían el cuerpo (en realidad la tumba no estaba totalmente vacía). Los lienzos, junto con las diferentes hierbas fragantes colocadas entre medio, pesaban unos 50 kilos y envolvían todo el cuerpo.

   Así, cuando los discípulos vinieron a la tumba, quizás no vieron una tumba vacía, sino los lienzos de lino que habían sido envueltos alrededor del cuerpo. Encontraron una cápsula de lino, sin nada adentro. Eso demostraba que el cuerpo había salido. La Biblia también nos dice que fue una pieza de evidencia tan convincente, que ni bien el apóstol Juan vio eso, él inmediatamente creyó (Juan 20:3-8).

 

El gran número de personas que vieron a Cristo comprueba que la resurrección realmente sucedió. Él apareció al mismo tiempo a más de 500 personas (además de grupos más pequeños), de los cuales Pablo escribió más tarde: “de los cuales la mayoría viven todavía, pero algunos ya duermen.” (1 Co 15:6). Esto indica que esas personas eran bien conocidas en ese entonces y que las demás personas habrían podido comprobar los detalles con ellos si hubiese sido necesario. En cualquier corte, el testimonio dado por más de 500 personas hubiera sido considerado como una fuerte pieza de evidencia.

 

La transformación operada en los discípulos, que de cobardes pasaron a ser valientes testigos, indica que ellos realmente comprobaron la resurrección de Cristo  y su promesa de enviar el Espíritu Santo. Ese cambio tan grande no puede ser explicado de ninguna otra forma salvo porque para los discípulos la resurrección de Cristo fue genuina. En cierto momento ellos estaban detrás de puertas cerradas por miedo a la gente (Jn 20:29) y Pedro negó a Cristo tres veces (Jn 18:25-27). Pero, más tarde eran tan valientes como leones, y pusieron sus vidas en peligro allí en el mismo lugar donde su Señor fuera crucificado (Hch 2:14; 4:13). Todos ellos, excepto uno, sufrieron muerte de mártires por causa de su Maestro.

 

El nacimiento de la iglesia cristiana habría sido difícil de explicar sin considerar la resurrección. Una cosa no puede originarse de la nada. Sin embargo, el evangelio se difundió a paso veloz en el primer siglo, y la gente descubrió quién era Jesucristo mediante los cambios en sus propias vidas, y mediante el testimonio de curaciones milagrosas. Si Jesús hubiera permanecido en la tumba, y la promesa de la venida del Espíritu Santo no se hubiera cumplido, esa difusión de la fe no se habría generado. También la vida cambiada de Pablo, quien primero fue un vehemente opositor del evangelio, es una convincente pieza de evidencia.

 

El historiador Josefo se refiere a la resurrección de Jesús y a otros eventos de su vida. Esto indica que esas cosas eran de público conocimiento en esa época, puesto que los historiadores judíos también los mencionan.

 

El Talmúd menciona por lo menos en tres pasajes eventos sobrenaturales como la apertura de las puertas del templo y otros ocurridos durante el tiempo en que Jesús murió y resucitó. El Talmud también informa que “40 años antes de la destrucción del templo los sacrificios perdieron su poder” (en otras palabras, cerca del año 30 D.C., fecha generalmente aceptada para la muerte de Jesús). Todo esto nos indica la muerte y resurrección de Cristo, lo que nos abrió el camino a Dios.

 

RAZONES QUE FUERON PRESENTADAS PARA INTENTAR PROBAR QUE LA RESURRECCIÓN NO SUCEDIÓ. Aunque hay buenas razones para creer en la resurrección, algunos investigadores de todos modos dicen que eso no pudo haber sido posible. Ellos justifican su punto de vista con argumentos como los siguientes, que citamos como ejemplos:

 

Jesús no estaba realmente muerto. El primer argumento es que Jesús no estaba realmente muerto, sino tan solo inconsciente y después revivió.

   Pero, si analizamos esta posibilidad veremos que no es posible, pues los siguientes puntos, por ejemplo, hablan en contra de ella:

 

 - Varias fuentes históricas se refieren a la crucificción de Jesús (Josefo, Tácito, Thallus, el Talmud). El historiado Josefo, por ejemplo, escribió: “Él fue Cristo. Provocado por nuestros hombres influyentes, Pilato hasta lo condenó a la muerte en la cruz.” El historiador Cornelio Tácito también escribió: “Se los llama así debido a cierto Cristo, a quien el procurador Poncio Pilato condenó y clavó en la cruz en el reino de Tiberio

   De ese modo, realmente podemos dar por hecho que Jesús estaba muerto, porque estas diferentes fuentes se refieren a ello.

 

- La muerte de Jesús también fue asegurada por soldados profesionales judíos y romanos. La costumbre de esa época era que el Sanedrín enviaba a dos rabinos y dos de sus estudiantes a confirmar la ejecución de un criminal condenado a muerte. Además, de acuerdo a la ley de Roma, tenían que estar los verdugos y un así llamado exactor mortis, “verificador de la muerte”, quien daba un informe exacto de la ejecución. En el caso de Jesús la muerte fue confirmada cuando le abrieron el costado, y salió agua y sangre (Juan 19:33,34). Le abrieron el costado después de que Él ya había sido dado por muerto. La separación del agua y la sangre como suero sanguíneo es una de las evidencias más claras de que Él realmente estaba muerto.

 

- Los amigos cercanos de Jesús pusieron el cuerpo dentro de una mortaja con diferentes hierbas, porque era una costumbre común de los judíos (Jn 19:39,40). Por supuesto, ¡primero se aseguraron de que Él estuviera muerto antes de sepultarlo!

 

- La idea de que un Jesús maltratado, debilitado y medio muerto le habría dado la impresión de estar muerto a los discípulos, por cierto es imposible. Una persona cuyas manos y pies fueron traspasadas, probablemente no podría mantenerse en pie antes de un mes. En otras palabras, alguien que casi murió de dolor no podría haber convencido a los discípulos de ser el Príncipe de Vida y alguien que venció la muerte. A lo sumo habrían tenido piedad de Jesús.

   Sin embargo, de acuerdo al testimonio de los discípulos, ellos se encontraron con un nuevo tipo de Jesús que tenía un cuerpo resucitado. El cuerpo era bastante diferente y eterno, de modo que ya eso les causó una gran impresión en los discípulos. Esta resurrección, por lo tanto, debe ser claramente distinguida de la resurrección de Lázaro y los otros que fueron resucitados de entre los muertos. Ellos volvieron a sus cuerpos viejos, pero Jesús resucitó en condiciones completamente nuevas. Los demás resucitaron y volvieron a morir, mientras que la muerte no tiene poder sobre Jesús.

 

Las mujeres fueron a la tumba equivocada. La segunda explicación para los que creen que la resurrección nunca sucedió es que las mujeres fueron a la tumba equivocada.

   Sin embargo, esta explicación no es muy buena. En primer lugar, no explica las revelaciones sobre la resurrección que había acontecido. Incluso es posible que las mujeres se equivocaran, pero nada explica cómo los discípulos –que fueron a comprobar- podrían haberse equivocado también. Es muy difícil que haya podido existir un doble error, y además, el lugar de la tumba era bien conocido, de modo que casi todos sabían dónde estaba.

   El mayor problema con esta teoría es naturalmente el hecho de que si ellas fueron a la tumba equivocada, ¿por qué los oponentes no trajeron el cuerpo de Jesús para mostrarlo, de manera que la prédica de la resurrección hubiera sido probada como una mentira. Ciertamente ellos habrían hecho esto, si hubieran tenido el cuerpo. Sin embargo, no tenían el cuerpo –lo cual es una fuerte indicación de que la resurrección sucedió.

 

¿Pudo haber sido una ilusión? Una explicación para explicar por qué los discípulos creyeron en la resurrección es que vieron una ilusión.

   Sin embargo, si estudiamos los siguientes puntos veremos que demuestran completamente que no pudo haber sido una ilusión o mala interpretación:

 

- Primero, la tumba estaba vacía y el lugar era conocido por todos, lo que demuestra que debe haber habido alguna causa anormal o sobrenatural para que el cuerpo desapareciera de la tumba. Si la resurrección no fue la causa de la desaparición del cuerpo, entonces ¿cuál fue la causa?

   La resurrección tampoco puede haber sido una ilusión porque los oponentes del evangelio también sabían sobre la tumba. Más aún, la predicación de Cristo resucitado no habría tenido éxito en Jerusalén, porque la tumba vacía no hubiera sido algo ampliamente conocido allí.

 

- El hecho que los discípulos repetidamente predicaran sobre la resurrección de Cristo demuestra que la resurrección ocurrió (Hch 2:24; 3:26; 4:33: 17:18; 26:23). Ellos podrían haber hablado de muchas otras cosas, pero predicaron esto porque lo consideraban realmente cierto. Si ello no hubiese ocurrido, una buena pregunta es cómo puede alguien siquiera concebir semejante mentira. No parece posible que ordinarios pescadores fueran capaces de hablar de algo así, a no ser que ello realmente pasara.

 

- Las ilusiones generalmente son individuales, y dos personas rara vez tienen la misma ilusión. Sin embargo, se menciona que Cristo apareció a varios grupos de personas incluso a más de 500 personas al mismo tiempo. Este tipo de ilusión masiva no pudo haber sido posible, porque la gente rara vez “ve el mismo sueño” o experimenta la misma ilusión.

 

- Si hubiera sido una ilusión, con el tiempo seguramente la gente se habría hecho otras ilusiones más. Sin embargo, en los Evangelios dice que ellas duraron solamente 40 días y entonces cesaron de repente (Hch 1:3). Luego de ello no se vieron cosas extrañas. Esto por cierto no habría ocurrido si hubieran sido ilusiones causadas por alguna enfermedad común.

 

- Una pieza de evidencia demostrando que la resurrección realmente sucedió es el nuevo cuerpo de Cristo resucitado. Él no era un mero espíritu –aunque podía atravesar paredes- sino que la gente podía tocarlo, palparlo y abrazar sus pies (Mt 28:9 Lc 24:39, Jn 20:27), y también podía comer pescado (Lc 24:43). Si hubiese sido una ilusión esto no habría sido posible.

 

Los discípulos mintieron. Otra alternativa es que los discípulos inventaron toda la historia de la resurrección y robaron el cuerpo antes de comenzar a esparcir la mentira.

   Sin embargo, hay algunos problemas mayores con esta teoría, como los siguientes:

 

- El primer obstáculo habría sido la guardia romana que había sido destacada ante la tumba. Estos soldados romanos respondían por el cuidado de la tumba con sus vidas y por eso seguramente no habrían sido descuidados en su tarea. En su libro Recopilación Justiniano enumera 18 faltas por las que un guardia debería pagar con su vida. Entre otras están, por ejemplo, dormir estando en el servicio de guardia o abandonarla sin permiso.

 

- La segunda razón para dudar de esta teoría son las personas de los discípulos. En base a lo que sabemos de ellos, no estaban de acuerdo con robar ni mentir de ninguna manera. Habría estado en contra de sus enseñanzas éticas. ¿Por qué habrían predicado la resurrección tan poderosamente, si hubieran sabido que Jesús estaba muerto? Y también, ¿de dónde tendrían la energía para actuar de acuerdo a sus roles hasta sus muertes? Este tipo de “teoría conspiradora” y una mentira involucrando a cientos de personas juntas con toda seguridad habría sido descubierta y revelada tarde o temprano, y habría sido difícil guardarla en secreto.

 

- La tercera razón naturalmente es qué beneficios habrían obtenido los discípulos de una mentira, si la resurrección no fuera verdad. Los hechos demuestran que casi todos ellos fueron torturados y sufrieron muerte de martirio a causa de estos eventos. Por supuesto que la gente puede morir por lo que consideran la verdad, pero difícilmente alguien muera por una mentira consciente, de la cual de todos modos no se beneficia de ninguna manera. Las personas mienten solamente en beneficio propio, o para evitar algo inconfortable. Con los discípulos por lo menos ese no era el caso, porque ellos solamente sufrieron a raíz de lo que había sucedido.

 

La conclusion que se puede extraer de lo arriba dicho es que la resurrección realmente sucedió. La evidencia para sostener eso es fuerte y suficiente como para que creamos. Podemos creerlo tal como creemos en otras cosas que los Evangelios nos relatan acerca de Jesús.

   Sin embargo, la importancia de la resurrección de Jesús no está limitada solamente a Él. Porque Él vivió una vida santa, pura y perfecta en nuestro lugar, ahora nosotros también tenemos la posibilidad de recibir un cuerpo resucitado glorificado y perfecto. Para recibirlo, primero debemos ser salvos por Dios.

   Pablo, por ejemplo, escribió con respecto a esto:

 

- (1 Cr 15:20,42,43,53) Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.

43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.

53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

 




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