Capítulo 2 -
¿Cuándo podemos recibir el bautismo del Espíritu Santo?
Antes
de estudiar cómo podemos recibir el bautismo y el don del Espíritu Santo,
primero deberíamos aclarar algunos puntos de vista que hay en las enseñanzas
sobre este tema. Hay dos puntos que suelen presentarse comúnmente. Si la gente
no tiene eso en claro, pueden quedarse sin recibir este don. Los puntos son:
1. ¿Ser bautizado con el Espíritu Santo es lo mismo que ser salvo?
2. ¿Se recibe el bautismo del Espíritu Santo siempre que se bautiza con agua?
1. ¿SER BAUTIZADO CON EL ESPÍRITU SANTO ES LO MISMO QUE SER SALVO? Algunos
sostienen que la salvación y el bautismo del Espíritu Santo siempre son
eventos simultáneos. Se ha enseñado que cuando una persona encuentra
salvación, ella también automáticamente recibe el bautismo del Espíritu Santo.
(Por supuesto, eso sería ideal, y ocurrió en el caso de Cornelio, Hch
10:44-48).
Pero, ¿es correcto ese punto de vista? Si buscamos en la Biblia
encontraremos muchos problemas con esa afirmación. Entre otros, mencionamos
los siguientes puntos:
Está conectado con el ministerio y el testimonio. En
primer lugar, debemos notar que las Escrituras indican que el bautismo del
Espíritu Santo siempre está relacionado con el ministerio y el testimonio, no
con ser salvo. El bautismo del Espíritu Santo no puede significar lo mismo que
ser salvo. Se trata de recibir poder para el ministerio que Dios nos ha
llamado a desempeñar –ya fuere ser un predicador, misionero o, por ejemplo,
para hacer obras de caridad. R.A. Torrey lo ha descrito muy bien:
El
bautismo del Espíritu Santo siempre está en conexión con el testimonio y el
servicio a los demás. Si estudiamos cuidadosamente cada pasaje de la Biblia
relacionado al bautismo del Espíritu Santo, veremos que está relacionado con
servir y testificar, y fue dado por esa causa. (2)
Ser nacido del Espíritu y ser lleno del Espíritu
- (Jn 3:7-8) No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de donde
viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
- (Hch 1:5 / 2:4) Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis
bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen.
El segundo punto importante está relacionado con ser nacido del Espíritu y ser
lleno del Espíritu Santo. Es algo diferente nacer del Espíritu a ser lleno del
Espíritu. Todos los que han sido convertidos a Cristo y han sido salvos, tiene
el Espíritu Santo en sus corazones. Tienen la vida y la naturaleza de Dios en
sus corazones. Son templos del Espíritu Santo y el Espíritu Santo los ha hecho
miembros del cuerpo de Cristo. No hay excepciones entre los hijos de Dios,
esto se refiere a todos ellos:
- (Ro 8:9) Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si
es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de él.
- (Gá 4:6) Y por cuanto sois hijos, Dios envió vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo, el cual clama ¡Abba, Padre!
- (2 Co 1:22) El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del
Espíritu en nuestros corazones.
- (1 Co 3:16) ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios
mora en vosotros?
- (1 Co 12:13) Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos
dio a beber de un mismo Espíritu.
- (Ef 4:3-4) Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz. Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados a una
misma esperanza de vuestra vocación.
Una vez más, ser llenos del Espíritu es algo diferente a tener el Espíritu en
nuestro corazón. Ser lleno del Espíritu Santo no está conectado con nuestra
salvación, sino con nuestra vida y servicio en este mundo.
Un buen ejemplo de esto es lo que Pablo escribe en su carta a los Efesios,
y también en sus otras cartas. Pablo –quien muchas veces habló del Espíritu de
adopción, y sobre como el Espíritu Santo nos sella hasta el día de la
redención- nos aconseja ser llenos del Espíritu Santo. Él hace una diferencia
entre ambos (el sello del Espíritu Santo y ser llenos con el Espíritu Santo):
- (Ef 1:13) En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el
evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
- (Ef 5:18) No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes
bien sed llenos del Espíritu.
Los apóstoles. Si
miramos a los apóstoles, podemos ver claramente que también en sus vidas ser
salvos y el bautismo del Espíritu Santo en
Pentecostés fueron eventos separados, no simultáneos. Hay muchos indicios de
que ya estaban salvados antes del Pentecostés:
Sus nombres estaban escritos en el libro de los cielos:
- (Lc
10:20) Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, regocijaos de
que vuestros nombres estén escritos en los cielos.
Ellos sabían que eran pecadores y seguían a Jesús:
- (Lc 5:8-11) Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo:
apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la
pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que
estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran
compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: no temas; desde ahora serás
pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le
siguieron.
Estaban limpios ante Dios, excepto Judas:
- (Jn 15:3) Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
- (John 13:10-11) Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita lavarse sino
los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
Habían recibido las palabras de Jesús:
- (Jn
17:8) Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron; y
han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Dios era su Padre:
- (Jn 20:16-17) Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni!
(que quiere decir, Maestro). Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he
subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a
vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Antes del Pentecostés ya bautizaban a la gente:
- (Jn 4:1-3) Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído
decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no
bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea y se fue otra vez a
Galilea.
Predicaron arrepentimiento, expulsaron demonios, y oraron por la curación de
enfermos ya antes del Pentecostés:
- (Mr 6:12-13) Y saliendo predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y
echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los
sanaban.
Perseveraron unánimes en la oración durante diez días. Si ellos no habrían
nacido de nuevo todavía, igual oraban más fervorosamente que muchos nacidos de
nuevo de estos días:
- (Hch
1:14) Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y
con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Samaria.
Un ejemplo de que la salvación y el bautismo del Espíritu Santo nos son
eventos simultáneos es el caso de Samaria. En Samaria, hubo personas que
recibieron la palabra de Dios predicada por Felipe, la creyeron, fueron
salvos, y fueron bautizados, pero no recibieron el bautismo del Espíritu Santo
al mismo tiempo.
En cambio, lo recibieron cuando Pedro y Juan vinieron a Samaria. Lo
recibieron por medio de la imposición de las manos de esos hombres:
- (Hch 8:5-8, 12, 14-17) Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de
Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba
las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de
muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y
muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella
ciudad.
12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del
reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y
mujeres.
14 – 17 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria
había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y Juan; los
cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu
Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que
solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les
imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Pablo.
Con respecto a Pablo, también él fue lleno del Espíritu Santo después de su
conversión. Cuando, durante su viaje a Damasco, confesó que Jesús era su
Señor, creyó, y oró a Jesús, aún tuvo que esperar tres días antes de recobrar
la vista y recibir el bautismo del Espíritu Santo. Sucedió cuando el discípulo
Ananías hubo orado por él:
- (Hch 9:3-6,10-11,17-18) Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar
cerca de Damasco, repentinamente le rodeo un resplandor de luz del cielo; y
cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me
persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a
quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él,
temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le
dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
10-11 Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor
dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo:
Levántate y ve a la calle que se llama la Derecha, y busca en la casa de Judas
a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora.
17 Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las
manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció
en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la
vista y seas lleno del Espíritu Santo.
18 Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la
vista; y levantándose, fue bautizado.
Éfeso.
Un buen ejemplo de lo diferente que son la salvación y el bautismo del
Espíritu Santo es la descripción de la congregación de Éfeso. Ellos habían
hallado la salvación y ya eran discípulos (cf. Hch 9:10, 11:26, 13:52), pero
no habían recibido el don del Espíritu Santo. Lo recibieron por medio del
apóstol Pablo, quien puso sus manos sobre ellos:
- (Hch
19:1-6) Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después
de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, yhallando a ciertos discípulos,
2 les
dijo: ¿Recibisteis el
Espíritu Santo cuando creísteis? Y
ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
3 Entonces
dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos
dijeron: En el bautismo de Juan.
4 Dijo
Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
5 Cuando
oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
6 Y habiéndoles impuesto
Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en
lenguas, y profetizaban.
2. ¿Se recibe el bautismo del Espíritu Santo siempre que se bautiza con agua? El
otro tema que necesita ser aclarado es si el bautismo con agua y el bautismo
del Espíritu Santo son siempre eventos simultáneos. Algunas personas realmente
piensan que son eventos simultáneos, de modo que siempre que alguien es
bautizado con agua, también tendría inmediatamente el don del Espíritu Santo.
Pero, ¿es correcta esta visión? Si miramos los siguientes ejemplos, veremos
que la contradicen:
Eventos diferentes.
Una muestra de que los eventos no son los mismos, es que la Biblia separa uno
del otro, al bautismo de agua del bautismo del Espíritu Santo, haciendo de
ellos eventos diferentes:
- (Mr 1:8) Yo a la verdad os he bautizado en agua; pero él los bautizará con
Espíritu Santo.
- (Jn 1:33) Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua,
aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre
él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
- (Hch 1:4-5) Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino
que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días.
Los apóstoles son
otro ejemplo. También ellos ciertamente fueron bautizados con agua antes del
Pentecostés, porque ya habían bautizado a otras personas antes de eso. No hay
ninguna mención de su propio bautismo en conexión con el Pentecostés.
En cambio, se habían reunido el día de Pentecostés, ciertamente para orar,
cuando recibieron el bautismo y la plenitud del Espíritu.
- (Jn 4:1-3) Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído
decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no
bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea y se fue otra vez a
Galilea.
- (Hch 2:1-4) Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento
recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les
aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar
en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
En Samaria,
el don del Espíritu Santo fue recibido recién después que las personas habían
encontrado salvación mediante el sermón de Felipe y habían sido bautizados (cf.
Mr 16:16, El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere,
será condenado.). Recibieron el don del Espíritu Santo solamente después
que Pedro y Juan les impusieron las manos.
- (Hch 8:12, 14-17) Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba
el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres
y mujeres. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén, oyeron que
Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan;
los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el
Espíritu Santo, porque aún no había descendido sobre ninguno de
ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces
les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo
En el hogar de Cornelio, el
bautismo del Espíritu Santo y el bautismo de agua también fueron sucesos
diferentes. La gente recibió el don del Espíritu Santo a través del sermón de
Pedro, pero fueron bautizados después:
- (Hch 10:44- 48) Mientras aún hablaba Pedro estas cosas, el Espíritu Santo
cayó sobre todos los que oían el discurso.
Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro, se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del
Espíritu Santo.
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces
respondió Pedro, ¿puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean
bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como
nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús.
Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
En Éfeso,
los creyentes no recibieron el don del Espíritu Santo por medio del bautismo
de agua, sino tan solo después que Pedro les impusiera las manos. El mero
bautismo con agua no les dio el don del Espíritu Santo:
- (Hch 19:5-6) Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el
nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino
sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
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