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Sé renovado mediante la oración

 

 

Capítulo 4 -
¡También puedes ayunar!

 

 

En los capítulos anteriores estuvimos hablando de la oración, de su propósito y de lo importante que es que nos reservemos tiempo para orar. Sin embargo, también puedes ayunar, lo cual es como una continua oración sin palabras. Cuando ayunamos estamos orando en busca de la voluntad de Dios, aún cuando no lo estemos diciendo en voz alta. Por eso, ayunar debería ser parte de nuestra vida espiritual, pero muchas veces ese no es así. En las congregaciones modernas este tema ha sido mayormente descuidado.

   Sin embargo, si miramos los tiempos de la iglesia primitiva podemos ver que el ayuno era practicado en esa época. Por ejemplo, Jesús dijo que después de su partida, sus discípulos habrían de ayunar. Él también nos advirtió que nos seamos hipócritas al ayunar. Dijo también que ciertas personas no pueden ser liberadas sino por medio del ayuno y la oración. Con esas solas palabras de Jesús queda demostrado que en esos tiempos se practicaba el ayuno.

 

- (Mt 9:14-15) Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

 

- (Mt 6:16) Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

 

- (Mr 9:28-29) Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?

29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.

 

Además, el apóstol Pablo es un buen ejemplo, porque ciertamente el sí ayuno durante su vida. Lo hizo en privado, pero también con otra gente – obviamente después de ponerse de acuerdo. El libro de Hechos también hace referencias a las oraciones y ayunos de Pablo y Bernabé antes de su primer viaje misionero:

 

- (2 Co 11:27) En trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez..

 

- (Acts 13:1-4) Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.

2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.

 

El ayuno no solo aparece en el Nuevo Testamento, sino que era practicado en el Antiguo Testamento en muchas ocasiones especiales. Por ejemplo, Joel convocó al pueblo a declarar ayuno santo y clamar al Señor. Además, podemos encontrar muchas otras referencias similares sobre el ayuno.

   Uno de los casos más interesantes es el de Nínive; cuando esta ciudad declaró ayuno y se volvió a Dios, evitó su juicio y recibió tiempo extra. Quizá eso mismo se aplique a muchas ciudades del mundo actual:

 

- (Joel 1:14) Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová.

 

- (Jonás 3:5,10) Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.

10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.

 

- (Es 8:21-23) Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes.

22 Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan.

23 Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.

 

- (Neh 1:4) Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

 

- (Dn 9:3,21-23) Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.

21 aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.

22 Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.

23 Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.

 

La relación entre el ayuno y la salud y cuando no ayunar. Hablando de la relación del ayuno y la salud, podemos decir que puede ser muy beneficioso para ti. Especialmente en los países occidentales, donde la gente come en exceso, ayunar puede ser algo bueno para la salud. Se ha comprobado que la mayoría de las enfermedades en los países occidentales proviene de comer demasiado. Cuando la gente limite su ingesta de alimentos, su salud comenzará a mejorar. Enfermedades del corazón, del aparato circulatorio, diabetes avanzada y cáncer, entre otras, pueden deberse al excesos en la alimentación. Por lo tanto, ayunar o reducir la cantidad de alimentos que se comen es razonable en esos casos.

   En algunos casos hay situaciones y enfermedades en las que generalmente se recomienda no ayunar porque puede hacer más daño que bien. Eso incluye diabetes, que requiere tratamiento con insulina, embarazo y lactancia, enfermedades coronarias y vasculares, deficiencias en el hígado o los riñones, hipertiroidismo o hipotiroidismo, serios desórdenes mentales o sicosis, y el ayuno prolongado para los adolescentes. Si no tienes experiencia previa en el ayuno, es bueno comenzar con un ayuno de dos a tres días. Si padeces algunas de las enfermedades mencionadas, sería inteligente evitar el ayuno o ayunar a medias. Si no estás seguro de tus condiciones propias, consulta con el médico.

                                                             

Finalizando el ayuno. Hay algunas orientaciones para terminar el ayuno. Cuanto más largo el ayuno, más importante es terminarlo correctamente. Finaliza el ayuno bebiendo primero jugos naturales, luego agrega comidas muy livianas como verduras y frutas, purés y caldos. Continúa con esos alimentos si tu ayuno fue prolongado. (Al volver a comer alimentos sólidos, tómate por lo menos una semana de transición). Si comienzas a comer alimentos sólidos muy en seguida, puedes tener dolores o enfermarte. En algunos casos puede ser riesgoso para ti. Los ayunos que duran, por ejemplo, uno o dos días, que se hacen en intervalos regulares, son más simples porque son más fáciles de terminar.

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

Jesús es el camino, y la verdad, y la vida (Jn 14:6)

 

 

  

 

Echa mano de la vida eterna
(1 Ti 6:12)